Campañas y economía
(Segunda parte)
Ahora que tenemos los desenlaces de la campaña electoral, a partir del segundo debate presidencial, podemos destacar dos temas que son de mucha relevancia económica para el público mexicano y para México, que deben ser utilizados como dato informativo y como variables económicas de trascendencia.
En primer lugar, considerar los montos de inversión que son básicos para medir los avances en la creación de nuevos empleos productivos, ya que son indicadores que dicen mucho de cómo se administra una economía. Un primer dato relevante que se mencionó en el debate fueron los montos de inversión durante la gestión de Andrés Manuel López Obrador, que según Ricardo Anaya no son correctos, porque en lugar de aumentar, los mismos disminuyeron durante su gestión, cuando fue jefe de Gobierno de la hoy Ciudad de México, antes Distrito Federal o DF.
El contrasentido aparece cuando AMLO habla del fraude que significó la constitución del Fobaproa, que significó documentar como deuda pública, los déficits por quiebra de los bancos mexicanos, para que fueran adquiridos por bancos extranjeros, con pasivos ya absorbidos por el gobierno mexicano. De esta manera, mientras se sustenta que los beneficiarios son los integrantes de la “Mafia del Poder”, donde en esta acepción están también los nuevos dueños de la banca mexicana, la supuesta nueva inversión también fue una pérdida de los bancos por los mexicanos. Lo destacable es que se contabiliza esta compra como si fuera una nueva inversión, sin tomar en cuenta que fue una medida extrema para evitar la quiebra del sistema financiero mexicano, que tomó el gobierno federal y no el estatal, aunque el que se adjudica el mérito como nueva inversión es el licenciado López. En todo caso, también hubo una pérdida cuantiosa por los pasivos bancarios asumidos por el gobierno federal, que fueron desinversión para México. Además, dentro de estos montos de compra, también hubo las ventas de otros bancos, como los hoy Scotiabank, HSBC, Santander y otros, por lo que no sólo fueron BBVA Bancomer y Citibanamex, los que suman también varios miles de millones de dólares en conjunto, que representaron una pérdida para nuestro país. El segundo dato de información económica que se manejó en el debate presidencial de Tijuana, Baja California, aunque tangencialmente, es la información relativa al comercio internacional de México con otros países, principalmente las exportaciones mexicanas, que suman casi 80% con los Estados Unidos de América, a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA por sus siglas en inglés), entre este país, Canadá y México, donde el comercio internacional con los vecinos del norte llega a representar la columna vertebral de nuestras transacciones comerciales con el exterior, que dicho sea de paso, han contribuido a sustentar nuestra economía en casi 65% del PIB mexicano.
Bajo este tenor, lo importante a destacar con respecto al debate, otra vez es la concepción e interpretación errada de un candidato, con respecto al comercio exterior de México. Por ejemplo, hablar de lograr la autosuficiencia alimentaria y no entender, que México tiene ya una balanza comercial agropecuaria superavitaria, es absurdo, carece de lógica económica y solo descarga culpas por la pobreza del campo; ya no se diga la falsa controversia planteada, por la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México,
Otro ejemplo es el del sector petrolero, que generando menos del 10% de las divisas de México, está logrando con la Reforma Energética generar una de las mayores inversiones en toda la historia petrolera de México y del mundo, en tan sólo dos años, por lo que pretender dar marcha atrás a la Reforma es absolutamente sin sentido. Son posiciones y acepciones que no se entienden por no tener mucho sentido, a menos que se observen con un cariz más bien ideológico que de teoría y praxis económica, de la que parecen no tener idea y más bien suenan a ocurrencias. Si bien hay corrupción en este sector, no todo se le puede achacar a ella.