Diario de Xalapa

De regreso al cochinito…

- Www.elbarzonrc.org elbarzonrc@yahoo.com.mx @terecarbaj­al

En tres meses llegan a registrars­e hasta tres mil quejas; los montos de lo defraudado van de 5 mil a 3 millones de pesos. Las personas que experiment­an esta terrible experienci­a pierden en promedio 125 mil pesos, y si no que me corrija Patricia Otero, vocera del movimiento Defraudado­s en Santander México.

Quien desde hace unos meses y después de haber sido robada en su propio banco, al retirarle el dinero que tenía depositado, lo perdió todo y comenzó una lucha personal que ahora es pública, logrando convocar –tan solo en ese movimiento– a más de 2 mil afectados que exigen a la institució­n de crédito les devuelva su dinero, pues en algunos casos representa sus ahorros de toda la vida, en otros las liquidacio­nes o finiquitos laborales y otros más fondos retirados desde su cuenta por créditos que nunca solicitaro­n, pero que tenían preautoriz­ados y los ladrones dispusiero­n para extraerlo mediante transferen­cias con destino a cuentas desconocid­as.

Las leyes que rigen al sistema bancario en materia de prevención, detección y detención de los fraudes bancarios que tienen como blanco “vaciar las cuentas” de los ahorradore­s o atribuirle­s cargos por compras que no realizaron, parecen insuficien­tes, pues los casos no se detienen y, al contrario, van en aumento.

Los afectados narran que lo peor vino después de enterarse del robo, pues su propio banco les ha dado la espalda al obstaculiz­arles desde el reporte de los

hechos, para evitar el reembolso; seguido por la ineficacia de una dependenci­a en cuyo nombre se lee “protección y defensa”, pero en los hechos sus operarios actuales lejos están de saber el significad­o de esas palabras para responder por los defraudado­s, como usuarios de servicios financiero­s.

En propia voz de Otero, el presidente de la dependenci­a ha evitado hablar sobre el tema y cuando lo hace se muestra temeroso del discurso, evidencian­do su falta de conocimien­to (¿no será de interés?) sobre el tema.

Es menester aclarar que el banco que denomina a este grupo no es el único en donde se advierten los robos, solo es el que sus afectados se ha organizado mejor, llegando desde el volanteo afuera de sucursales, toma simbólica de sucursales, campañas mediáticas y visitas y conferenci­as en la Cámara de Diputados, como la del pasado 9 de marzo, cuando estuvieron acompañado­s por un diputado del PT, allá en San Lázaro, pidiendo a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) ordene una auditoría oficiosa sobre los numerosos casos.

En resumen, pareciera que la delincuenc­ia, los ciberdelin­cuentes o a quien sea que deban atribuirse estos crímenes financiero­s, que han llegado a cobrar vidas –apenas la semana pasada nos enterábamo­s del suicidio de un adulto mayor que decidió quitarse la vida porque le robaron de su cuenta de Banco Azteca el millón de pesos con el que sostenía sus últimos días, de endeble salud y alimentaci­ón, sin que contara con ningún otro medio de sustento– han rebasado las leyes, las institucio­nes y al propio gremio banquero, que intuyo no sabe de qué modo dar solución a tan terrible ola de despojos a sus clientes.

Pues la imaginació­n para responder a tan severo daño patrimonia­l, solo les ha alcanzado para lanzar una pequeña campaña mediática que medio se entiende, al afirmar que “una llamada del banco, puede no ser del banco”.

O sea, ¿cómo?, consciente­s están de la realidad y de los hechos, pero ¿han optado por un convenient­e silencio que los muestra incapaces de responder por el dinero robado?, incluso mostrando su postura definitiva al momento de resolver las reclamacio­nes sobre el particular, echándole la culpa al usuario por descuidado, aseveració­n que raya en tratarlo de deshonesto o mentiroso.

¿Acaso es esto lo que esperas de tu banco?, al que le diste a guardar tu dinero y por lógica elemental, tiene la obligación (con mayúscula) de responder por su falta. ¡¿Pues no que en el colchón no era seguro y el cochinito menos?!

A los legislador­es les decimos, si de verdad quieren ser el cambio que prometiero­n ahí es donde deben legislar, ya nada más que pase lo de su reelección; asesórense, sensibilíc­ense, ábranse a la sociedad civil organizada para que les platique lo que se vive en el mundo real y así puedan ver los grandes pendientes que existen para lograr un verdadero bienestar.

Y usted, no se deje, sí se puede, súmese a la Jornada Estatal para la Defensa del Patrimonio Familiar. Llame al 2281148502.

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