Reynaldo Escobar
No pasa un solo día (desde que asumió el máximo poder político el presidente López Obrador) sin que se publicite la detección de un fraude, latrocinio o disposición indebida de la riqueza pública, con imputaciones a miembros de la alta burocracia de la 4T, cuya militancia, hoy por hoy, se registra en el partido Morena y dicho favorecimiento a esos beneficiarios se cuantifica en cifras millonarias, que representan un quebranto patrimonial para la hacienda pública.
Si bien es cierto que fundamentándose todavía en el discurso pronunciado por el expresidente Lázaro Cárdenas del Río en 1938, hoy, a ocho décadas de distancia, el pueblo de México se duele de la quiebra económica nacional, que impide el desarrollo como derecho humano de los habitantes de este país y contradictoriamente se sigue favoreciendo mediante prácticas ilícitas a los funcionarios y dirigentes políticos nacionales, que disponen a su antojo del petróleo y sus derivados.
Historias hay muchas y por ahora la que se nos pretende imponer por los funcionarios públicos del gobierno de AMLO es que con la iniciativa del presidente, enviada a la Cámara de Diputados para reformar la Ley de Hidrocarburos, el gobierno bajará el precio del gas y la gasolina. Lo anterior no es más que una falacia, que a la mitad del sexenio
del presidente Andrés Manuel utiliza como tabla de salvación para evitar que se hunda su barco político.
Sobra decir que la reforma a la Ley de Hidrocarburos que pretende AMLO, será el instrumento en el que se base la 4T para expropiar la infraestructura privada y las instalaciones que inversionistas extranjeros poseen en territorio mexicano, en los términos y condiciones pactados desde la suscripción del Tratado de Libre Comercio (ahora T-MEC), que permite a inversionistas mexicanos establecer negocios con Estados Unidos y Canadá.
A diferencia de la política de hidrocarburos, la migración de centroamericanos en busca del sueño americano, cuyo endurecimiento con el muro de Trump hoy se sostiene con el despliegue de la Guardia Nacional, México solicita a Estados Unidos el envío de recursos económicos para atender a los migrantes, disuadirlos y continuar como cancerbero de los norteamericanos. Cuando dos países toman acuerdos binacionales, la reciprocidad se impone, pues nadie acepta que solo una de las partes reciba beneficios a costa de la otra.