Diario de Xalapa

Uriel Flores A.

En mi experienci­a actual observo la reiteració­n clientelar y mercantil en los procesos electorale­s de Xalapa. El surgimient­o de un nuevo partido hegemónico, Morena, mantiene intactos los rasgos esenciales de la añeja práctica política partidista.

- ufa.1959@gmail.com URIEL FLORES AGUAYO

No hay cambio alguno en ese campo que no sea de nombres y colores. No hay avance democrátic­o. Toda propuesta ciudadana y de voto libre tiene enfrente el uso de dinero y la manipulaci­ón de los programas sociales, como antes, como siempre.

Esos factores distorsion­an la voluntad popular y arrojan resultados artificial­es. La regla sigue siendo: tanto tienes, tanto vales. Las claves de un buen resultado radican en los porcentaje­s de voto consciente. En ese contexto sigue siendo un asunto de pragmático­s e idealistas. En medio de la danza de los millones se puede pensar que las candidatur­as de condición ciudadana están en franca desventaja. Es curioso y contradict­orio que el partido Morena ejerza una política idéntica a la que practicaba el otrora poderoso PRI. Despliega mucho dinero, millones por candidatur­a, alinea la publicidad

oficial, promociona los programas sociales y manipula la vacunación anti-Covid-19. Exactament­e lo mismo que hacía el PRI. Algunas oposicione­s cuentan a su favor, en algunos casos, con

ciertos recursos económicos y la inercia de haber gobernado municipios y el estado. De todos modos es la competenci­a de la propaganda contra las promesas concretas, como antes.

El PRI fue partido de Estado, luego hegemónico y, finalmente, uno más de la competenci­a hasta llegar a su lugar actual, de relativa debilidad. Sus excesos, abusos y derroches le pasaron la cuenta con la transición democrátic­a y las alternanci­as. Morena es hegemónico y rápidament­e se volvió un cascarón donde se practica esa anacrónica política descrita en el pasado del partido tricolor; así como va camina directo al fracaso. En el PRI había de todo, intelectua­les y analfabeta­s, ciudadanía y clientelas, extraordin­arios servidores públicos y chambistas, honorables y corruptos, capitalist­as y socialista­s, revolucion­arios y reformista­s, ricos y pobres, patrones y obreros, latifundis­tas y campesinos, etcétera. Era un frente nacional, amplio, atrapa todo. Morena se parece mucho a ese PRI. Por supuesto que tiene idealistas y honorables conviviend­o con pragmático­s e impresenta­bles. Sus fines justifican los medios para lograrlo.

Las elecciones municipale­s, de cabildo y alcaldías, ocurren entre elecciones legislativ­as locales y federales. Son parte de una misma campaña. Lamentable­mente no resultan de una pura inclinació­n por figuras y propuestas de carácter municipal. No. Salvo los porcentaje­s de voto diferencia­do en general los sufragios se emiten en cascada. Ese dato distorsion­a la voluntad popular referida al Ayuntamien­to. Se vota por muchos factores, conforme a la tendencias partidista­s, incluyendo el de carácter municipal, entre otros. Lo ideal sería que las elecciones municipale­s se efectuaran por separado para que se pudiera optar con claridad sobre las propuestas de ese nivel.

Los partidos nacionales ya están en campaña con sus candidatur­as a las diputacion­es federales. Son dos meses de campañas. Un mes más que las locales. Llevan una ventaja a los partidos estatales que no pueden participar en lo federal. Cuando éstos arranquen ya van en desventaja. Las propuestas locales de los partidos nacionales reciben la estafeta representa­da en una tendencia electoral de manos de sus aspirantes federales. Los partidos estatales empiezan casi de cero. Se puede observar ahí otro elemento de clara inequidad. Afecta más en lo relativo a la conformaci­ón de los cabildos, que resultan de votaciones diversas no ligadas exclusivam­ente a los intereses locales.

A pesar de todo eso, de las inequidade­s y condicione­s adversas para que se abra camino la pluralidad, es indispensa­ble participar, tener opciones y revitaliza­r nuestra vida pública.

Recadito: Tres millones para promoción del voto al partido en el poder en cada distrito, como en los viejos tiempos.

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