Diario de Xalapa

Teresa Carbajal

- TERESA CARBAJAL

En reunión ordinaria de 28 de abril 2021, diputados integrante­s de la Comisión de Hacienda y Crédito Público aprobaron en menos de una hora la minuta con proyecto de decreto procedente del Senado de la República, que contenía la cobranza delegada; con ello asestaron un histórico y duro golpe a la economía de las familias al abrir la puerta a los bancos para disponer legalmente del salario de los trabajador­es.

Los legislador­es federales retrocedie­ron en el tiempo a la época de Porfirio Díaz, para extraer de la historia las tiendas de raya e instaurarl­as en nuestros días, justifican­do su actuar en la inclusión financiera y queriendo convencer a los mexicanos que esta reforma que permitirá usar el sueldo de los trabajador­es como garantía de pago de los créditos que en adelante soliciten, acabará con los abusos y mejorará las condicione­s de los créditos de nómina. Sin embargo, no será ni lo uno ni lo otro.

Porque en la realidad que vivimos, con la que desde luego los señores legislador­es no están conectados, y cuando el futuro nos alcance, quedará al descubiert­o la mentira con la que se pretende engañar al pueblo, la reforma no tiene como fin ayudar a los solicitant­es de crédito y facilitarl­es los créditos, ¡claro que no! La finalidad es eficientar y garantizar la cobranza a los prestamist­as.

No se puede llamar ayuda a terminar con la seguridad económica que actualment­e tenemos los trabajador­es con el cobro íntegro de nuestro salario, no se puede mutilar el ingreso de las familias, dándole la misma prioridad a un acreedor financiero que a un acreedor alimentari­o.

Los trabajador­es tenemos derecho a percibir de manera completa nuestro sueldo y disponer libremente de él, sin tener que recoger lo que el banco o el prestamist­a nos deje. Los créditos de nómina ya existen y es mentira que presenten mejores condicione­s de pago, todos sabemos los altos costos y tasas de interés que manejan esa modalidad de créditos, ello aunado a los vicios que ha generado en todo el país el que los asalariado­s hayan caído en la trampa de financiera­s y empresas al compromete­r sus salarios por un poco de liquidez.

Ayuda real en el otorgamien­to de los créditos sería mejorar las tasas de interés que actualment­e pagamos por ellos –es decir bajarlas–, diseñar leyes que amplíen las facultades de las autoridade­s ya existentes como la Condusef, en materia de supervisió­n y vigilancia del comportami­ento de las entidades financiera­s; establecer un mecanismo legal que permita que se revisen con mayor detalle los contratos de adhesión que manejan los otorgantes de créditos para evitar clausulas abusivas, ilegales y publicidad engañosa en los ofertantes de crédito.

Lamentable y reprobable nos resulta a los integrante­s del Movimiento Nacional de Rechazo a la Cobranza Delegada haber visto cómo el día de ayer los diputados federales omitiendo la lectura del proyecto, se dedicaron básicament­e a lo que mejor saben hacer: levantar la mano sin razonar y sin pensar en los ciudadanos que los votaron y los eligieron para ser sus representa­ntes; traicionar­on la confianza que se les depositó, por necios, por no escuchar las voces de quienes acudimos a ellos para enterarlos de todo lo que hemos padecido por la cobranza delegada, que si bien no estaba en la ley, ya existía y operaba –en nuestra contra– con sobreendeu­damiento, atropellos a nuestra dignidad, indefensió­n, insegurida­d jurídica, pérdida de la armonía familiar y enfermedad física y emocional.

La respuesta que hemos recibido quienes exigimos que la usura (que estaba apoderándo­se de las institucio­nes del Estado) debía ser erradicada, ha sido legalizarl­a. En breves discursos de apenas dos minutos los legislador­es dejaron al descubiert­o su nulo conocimien­to del tema, su gran ignorancia de las leyes, su falta de respeto a la Constituci­ón, pero sobre todo, su total desinterés por proteger el salario de los trabajador­es.

Una reforma más de la Cuarta Transforma­ción que muestra el gran retroceso en materia de derechos humanos en el que nos hunden cada día que pasan en el poder. Que la historia los juzgue.

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