Anaversa, 30 años de tragedia y males
En la memoria de pobladores permanece el recuerdo de la explosión de la planta de plaguicidas, que afectó la salud de miles de personas. Habitantes aún padecen las consecuencias; piden sanear la zona del desastre.
CÓRDOBA, Ver.- Para muchos era una tarde tranquila, disfrutaban de sus alimentos, cuando un estruendo acabó con esa tranquilidad de sus vidas. Entre el miedo y la zozobra de no saber que ocurría, los vecinos de la colonia La Estación temieron que hubiese explotado la gasolinera, pero la realidad fue otra, la fábrica de Anaversa había estallado y provocó que cayera una lluvia ácida que dañó a miles de familias.
El 3 de mayo de 1991, la planta de plaguicidas se incendia y explota provocando una nube tóxica que se extendió alrededor de un tercio de la colonia, caían del cielo partículas en forma de lluvia lo que quemó a numerosas personas en la piel.
Miles resultaron afectados debido a la falta de información sobre las sustancias que se esparcieron. En el lugar se fabricaban cinco plaguicidas: pentaclorofenol, 2,4-D, paratión metílico, malatión y paraquat; sin embargo, en las paredes del local se anunciaban más de 20 productos, los cuales, si no se formulaban ahí, al menos se almacenaban y vendían presuntamente de forma ilegal.
María Tomasa Martínez Hernández recuerda con tristeza aquel día, en ese momento no sabía el dolor que en un futuro le causaría, su hijo Omar fue una de las víctimas mortales.
"Ya tiene 3 años de fallecido, vivió más de 15 años con cáncer, se me fue a la edad de 34 años, su vida se llenó de quimioterapias en Río Blanco, la Ciudad de México y en Xalapa, pero ya está en un mejor lugar".
Cuando ocurrió la explosión, Omar tenía 7 años, por su curiosidad de niño se acercó a la zona, sin pensar en las consecuencias que tendría años después, porque padeció de cáncer que apareció en su vida, por primera vez, en el 2008 y pese a que estaba recuperándose poco a poco la enfermedad le regresó más agresiva en 2013.
Otro caso es el de David Maldonado Arlandiz, quien recordó que se encontraba en su casa comiendo, pues debía de volver al trabajo, pero el temblor que se sintió en la tierra hizo que corriera a la esquina de su casa pensando que la gasolinera había explotado, pero le llegó un olor tan fuerte que le generó dolor de cabeza instantáneo.
En ese momento recordó a su hermano Moisés quien se encontraba en la guardería que se ubica en la colonia a unos 60 metros de Anaversa, "me alarmé
porque en la guardería había más niños. Entonces Moisés y yo empezamos a evacuar a los niños y los llevamos a un área donde no llegase la nube contaminante, en ese momento tenía 32 años".
Lamentablemente años más tarde su hermano murió a causa de problemas en los pulmones tras inhalar los químicos, sufrió de un cáncer que se extendió por todo su cuerpo; para don David las afectaciones no sólo fueron de salud, sino laborales, pues debido a las crisis nerviosas que padece y los problemas en la piel tuvo que jubilarse a los 33 años y hasta la fecha a sus 62 le ha costado tener un trabajo estable.
"Son venenos contaminantes lo que respiramos muchas familias que vivíamos en la zona", recalcó.
Asimismo, la señora Georgina Bazán perdió a su madre por cáncer de mamá que afectó su salud en los últimos días de su vida y con el paso del tiempo sus hermanas "se adelantaron en el camino" ya que el cáncer de hígado y de mama se las llevó”.
"Eran toda mi familia, vivíamos a 50 metros. El día de la explosión estábamos en casa y estuvimos hasta las 2 de la mañana cuando los soldados nos sacaron de la casa, lo que más recuerdo es que a mis hijos los saque desmayados, mientras que los demás vomitabamos algo de color amarillo".
Para todas estas familias y muchas más afectadas, el 3 de mayo es una fecha que no olvidarán y que recordarán con mucho dolor y tristeza.
Este domingo, en la avenida 11, entre las calles 21 y 25 de la colonia La Estación, donde estaba el inmueble de Anaversa que ahora luce abandonado y está cerrado , Rosalinda Huerta, presidenta del Comité de afectados por la explosión, así como vecinos y sobrevivientes, llegaron a colocar lonas y a realizar una protesta para pedir al gobierno se cierre el inmueble que sigue sin techo, que hagan una revisión biológica, ambientalista y toxicológica adecuada.
Señalan que lo peor es lo pretenden vender, hay un letrero que así lo dice, cuando el lugar no ha sido inspeccionado para saber si no representa un peligro.
Al cumplirse 30 años, dijo que hay desolación y cansancio de parte de la gente, pues no se ha encontrado una línea de apoyo y todavía esperan que se pida perdón a la comunidad afectada, pero además esperan que haya una revisión del lugar con expertos, así como que se construya un hospital de cancerología, pues muchos de los afectados han fallecido de ese padecimiento.
"Queremos el bien de la población que está alrededor, no tenemos intereses, queremos un saneamiento de todo el barrio, tristemente la gente está muriendo a causa de enfermedades. Queremos que se analice el impacto ambiental en la zona".
Sin tener un número exacto de cuantos han fallecido, solicitan a las autoridades que no olviden el caso y a las personas que siguen padeciendo las consecuencias de la explosión.