CONTRA LA CORRIENTE
TITO DOMÍNGUEZ LARA gringo Henry Lane Wilson en el golpe de Estado y muerte de Madero y Pino Suárez.
Ya varias veces he reproducido la declaración de un general gringo de la Infantería de Marina, que puso en su libro C. Wright Mills, “Escucha yanqui”, pero nunca será demasiado recordarlo. Declaró el general Smedley D. Butler: “Pasé treinta y tres años en servicio activo como miembro de la fuerza militar” más ágil de nuestro país: la Infantería de Marina… Contribuí a que México, especialmente Tampico, quedara disponible para los intereses petroleros norteamericanos en 1914. Ayudé a hacer de Haití y Cuba sitios adecuados para que los chicos de City Bank obtuvieran utilidades… Presté mis contribuciones en la purificación de Nicaragua para la banca internacional de Brown Brothers en 1909-12. Saneé a la República Dominicana para los intereses azucareros norteamericanos en 1916. Ayudé a “preparar” a Honduras para las compañías fruteras norteamericanas en 1903. En China, en 1927, me ocupé que la Standard Oil no fuera molestada.
En todos estos años me dediqué, como dirían los “muchachos de la trastienda”, a un estupendo “negocio”. Se me recompensó con honores, medallas, promociones. Cuando pienso en ello, me parece que habría podido hacer algunas sugestiones a Al Capone. Lo más que éste pudo hacer fue operar sus ilícitos negocios en tres distritos de una ciudad. Los infantes de marina operábamos en tres continentes.
No está por demás recordarle a nuestro compañero presidente que los gringos no tienen amigos, tienen intereses, así declarado por ellos mismos. Y como dijeran los de “Calle l2”, “perdono pero no olvido”.