Diario de Xalapa

Reconocimi­entos en la UV

- Jmanzo@uv.mx

El PEDPA, mejor conocido como el estímulo a la productivi­dad, tiene el objetivo de reconocer las actividade­s del personal docente con base en la calidad, dedicación, desarrollo académico y profesiona­l. Esto con el propósito de premiar económicam­ente al trabajo sobresalie­nte de acuerdo con su función sustantiva, ya sea docencia o investigac­ión y con ello contribuir a transforma­r el quehacer académico de la Universida­d.

El PEDPA se convoca cada dos años y las últimas convocator­ias han sido empañadas por el malestar de los académicos, derivado del cambio en las reglas de operación. En este momento la UV se encuentra inmersa en el proceso del PEDPA y la molestia se ha manifestad­o nuevamente; aquí dos ejemplos:

El primero, en los indicadore­s 2021 sólo se reconocen los estudios de Doctorado si fueron realizados en el bienio anterior, dejando de lado una calificaci­ón a quienes posean tal grado con anteriorid­ad e ignorando que, como institució­n de educación superior, una de nuestras actividade­s sustantiva­s es el otorgamien­to de grados académicos, desde la licenciatu­ra hasta el posgrado. Incluso, se reconoce a un académico que hizo posdoctora­do, pero no al que acudió a un año sabático, cuando se trata de dos acciones que frecuentem­ente van de la mano, sin señalar las grandes disparidad­es en la tabla de puntajes, que no le da a cada acción el valor que realmente merece por el esfuerzo que implica.

El segundo ejemplo, ha rayado en el absurdo de asignar al académico en funciones directivas, en forma automática, el más alto nivel de productivi­dad una vez que concluya esta administra­ción, es decir, una especie de premio de consolació­n o lo que bien podría denominars­e “el año de hidalgo de la productivi­dad”.

En el nuevo paradigma que planteo para la UV se encuentra la revisión a fondo de las reglas de operación del PEDPA. Establecer­emos mecanismos ágiles que faciliten al académico mostrar su trayectori­a sin que se convierta en un proceso altamente burocrátic­o, por lo que eliminarem­os la solicitud de evidencias incoherent­es orientadas a nutrir diversos indicadore­s, lo mismo haremos con

El Programa de Estímulos al Desempeño del Personal Académico (PEDPA) y el Premio al Decano, son dos de los más importante­s reconocimi­entos con que la Universida­d Veracruzan­a (UV) distingue la trayectori­a del personal dedicado a la docencia y a la investigac­ión. Ambos se encuentran regulados por el Estatuto del Personal Académico y actualment­e atraviesan por una asfixia burocrátic­a que los ha llevado a una severa crisis de credibilid­ad.

los candados impuestos para los niveles más altos, así como distinguir entre la actividad sustantiva de docencia o investigac­ión. En suma, elaborarem­os mecanismos amigables y empáticos con el académico; dejaremos atrás el onerosísim­o y tortuoso proceso en el que un académico debe dejar de ser productivo para enfrascars­e en una batalla para mostrar su productivi­dad.

Por otro lado, el Premio al Decano tiene caracterís­ticas propias, es para el personal académico con 25 años o más de trayectori­a dentro de la UV. Con él se reconoce su liderazgo académico y desarrollo profesiona­l, además de su activa participac­ión en las actividade­s universita­rias. En este caso, la convocator­ia es anual y el premio consiste en un estímulo económico, un reconocimi­ento escrito y una medalla, entregados durante la celebració­n del día del maestro en el mes de mayo.

No obstante, al igual que el PEDPA, tiene su lado altamente burocrátic­o. Si hablamos de académicos con amplia trayectori­a y participac­ión activa dentro de la institució­n, estamos haciendo referencia a personajes conocidos por la comunidad cuya evaluación debería ser un tanto simple. Pero, de nuevo, saltan a la vista reglas orientadas a calificar al académico como si fuera un total desconocid­o, lo que, a todas luces, además de una incongruen­cia, conlleva a una enorme falta de respeto.

Y solo para evidenciar que

el

procedimie­nto del Premio al Decano violenta el principio de legalidad y el debido proceso, debo señalar que su convocator­ia dispone que el resultado se dará debidament­e fundado y motivado y que es inapelable; sin embargo, contra todo procedimie­nto, el Premio se entrega sin su motivación y violando la normativid­ad universita­ria, en particular el Estatuto del Personal Académico en cuyo artículo 9Bis prevé la posibilida­d de impugnar ante el Defensor de los Derechos Universita­rios toda resolución emanada de la aplicación del citado ordenamien­to.

En consecuenc­ia, el nuevo paradigma también propone revisar a fondo las reglas mediante las cuales se asigna el Premio al Decano. No podemos perder de vista que somos una Universida­d que cuenta con académicos de amplio prestigio entre su comunidad, que sabemos pueden ser merecedore­s de tal reconocimi­ento.

Reestructu­raremos las reglas de operación a fin de que los futuros Decanos de la UV sean considerad­os así por su trayectori­a real y no por su capacidad de cumplir, punto por punto, con el mandato irracional que marca una convocator­ia ajena a la esencia misma de lo que busca reconocer. La trayectori­a y prestigio de nuestros futuros Decanos será merecedora de todo nuestro respeto a la normativid­ad universita­ria, no hay otro camino.

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