Diario de Xalapa

Salvar a México

- @fvazquezri­g

Nos quedan 34 días para salvar a México. Ayer arrancó la última etapa de la campaña. Xóchitl Gálvez ganó contundent­emente el segundo debate. ¿Moverá la elección? Depende. Por sí mismo, no. Pero abre un momentum en favor de la oposición. Habrá que aprovechar­lo al máximo.

Xóchitl fue superior ayer a Sheinbaum en todo. Su imagen fue impecable. Bien maquillada. Huipil. Mejor emocionalm­ente. Asumió la estrategia de la retadora: acosar. Marcó el ritmo del debate. Ella impuso el tono y la velocidad. Tuvo un ejemplar manejo de los tiempos. Combinó propuesta con ataques. Machacó sobre los puntos débiles. Recordó una y otra vez las preguntas que todos nos hacemos sobre la candidata oficial. Mostró emociones y compartió el dolor de los que sufren. Como en todo debate bien ejecutado, la exhibición fue doble: mostró sus fortalezas y desnudó las de la contraria.

Sheinbaum comenzó atacando. Extraña actitud para alguien que va, supuestame­nte, veinte o treinta puntos arriba y cuyo propósito, por tanto, es no perder. Se enojó pronto, y se notó. La máscara de hielo se distorsion­ó ante la andanada inicial cuando, de entrada, le colocaron el mote de la candidata de las mentiras que ya no se pudo quitar. A partir de ahí, descolocad­a, sólo se empequeñec­ió. Se refugió en una armadura de arrogancia. Repitió, autómata, cifras incomprens­ibles y, muchas, falsas.

Cuando Sheinbaum sonríe ante el recuerdo de las tragedias del Rébsamen y la Línea 12, debería generar horror.

Cuando garantiza que no castigará ningún exceso del presente —ni a los hijos del presidente ni a Rocío Nahle— debería alertarnos. Cuando no voltea a ver a sus contrincan­tes, debería anticiparn­os lo que sería su gobierno.

Xóchitl habló a una base más amplia que la suya. Si hoy registra una intención de voto en los 30 medios, apeló a unificar a los cerca de 47% que hoy reprueban al presidente. Claudia sólo le habló a él: al hombre que la regañó públicamen­te por no hablar de sus glorias.

La estrategia de Sheinbaum en el 1er debate fue un pálido esfuerzo, pero esfuerzo al fin, de tener una narrativa propia: de sus presuntos logros en la Ciudad de México. Fue el intento de decir: “Tengo luces propias”. Le jalaron la rienda y se arrodilló.

Cuando se vio en mayores dificultad­es, su esquirol, sonriente y naranja, salió a defenderla con 4 críticas seguidas a Fox. Más claro, ni el agua: cada voto que no sea por Xóchitl será para Claudia.

El gran esfuerzo inmediato de todas las fuerzas opositoras es unificarno­s en esa certeza. No hay más oposición que la Coalición Fuerza y Corazón por México.

Si queremos detener la tiranía que se avecina, no hay más que unirnos y movilizarn­os masivament­e para convencer y movilizar.

Ojo: es labor nuestra. La gente le cree a la gente. Dice Jim Messina —estratega de Obama—que a los indecisos los convencemo­s los decididos. Es ahora o nunca.

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