Porque lo vales
Reconocer el esfuerzo de todos los días es saludable, comenta Rosy Alcocer.
Desconozco si te ha sucedido, pero por lo que a mí respecta, me gustaba pensar que sólo si había cumplido con mis deberes de mamá, esposa, hija o amiga, entonces sí merecía otorgarme un premio y este equivalía a una hora de descanso para dedicar tiempo a la lectura que disfrutaba, nadar, ver una película o simplemente tirarme en la cama a contemplar el techo.
Lo cotidiano era sentir que me lo había ganado sobre todo si, además de las responsabilidades de la casa, había tenido una semana estresante en el trabajo hasta que un día, comencé a sentirme enojada por lo poca retribución que me daba a mi misma.
Sin embargo, confieso que también tenía sentimientos encontrados porque creía que era “malo” pensar que debería tener una gratificación por lo que hacía y no por parte de los demás, sino por parte mía.
Una mañana en que el enojo y la amargura llegaron al grado de descargarlo en mi hijo, decidí poner fin a esa situación y comencé a destinar de manera obligatoria tiempo para mí a la semana, así como dinero quincenal para comprarme algo que necesitara o simplemente para algo que quisiera, desde una blusa hasta un helado, no importa qué fuera pues lo importante era deshacerme del disgusto que las responsabilidades cotidianas me estaban acarreando.
Al principio me sentí extraña con esta medida por la creencia que, siendo la cabeza de mi pequeña familia (mi hijo y yo) no me debía dar ese tipo de “lujos” ya que no sabía en qué momento se podría necesitar el dinero o se requiriese de mi tiempo, hasta que comencé a darme cuenta que mientras más practicaba darme el lugar que me corresponde, me sentía más a gusto conmigo y con la vida.
Y es que muchas veces, independientemente que seamos cabeza de familia o no, nos olvidamos de nosotras y de nuestras necesidades básicas; nos ponemos en último lugar; olvidamos reconocernos y compensarnos, no tanto por logros obtenidos, sino porque es lo que nos corresponde como seres humanos, como mujeres y personas.
Así que mi invitación es que a partir de hoy comiences a percibirte y apreciarte de una manera diferente para que puedas hacer la inversión más importante de tu vida: tú; destinando un tiempo a la semana y una parte de dinero para gastar en lo que te apetezca.
Inténtalo, te puedo asegurar que el bienestar es enorme y la satisfacción lo será más. Lo comparto porque también te puede servir.