Tiempo de “soledad”
Estos son días en los que hay mayor convivencia, pues se organizan intercambios de regalos y se celebran posadas, pero es cada vez más frecuente escuchar a pacientes que en estas fechas se sienten solos.
Recientemente un joven universitario me decía: “Este tiempo no me agrada; aún cuando ando de posada en posada, cuando llega la noche siento un vacío que no me deja dormir y he estado con insomnio desde hace ya más de una semana”.
Luego, una mujer joven expresaba su miedo a la soledad, comentando: “Después de la Navidad todo vuelve a sentirse como antes y temo mucho sentirme sola otra vez”. Unos días después un hombre maduro expresaba que una de sus principales batallas diarias era contra el miedo a algún día quedarse solo.
La razón del sentir
Hace algunos años cuando estaba dando clases de preparatoria pregunté: “¿Puede alguien que está rodeado de personas sentirse solo?”.
Las respuestas fueron diversas, pero al profundizar en la razón de sus afirmaciones empezaron a salir a la luz las causas.
Los que decían que sí, tenían historias similares; vivían en casa con su familia, pero sus padres estaban más tiempo fuera de casa que con ellos. En algunos casos venían de familias desintegradas y papá ya no estaba en casa desde hacía mucho tiempo.
Los que decían que no coincidían, disfrutaban de fami- lias integradas, con mamá y papá presentes e involucrados. Por último, los que habían contestado que “a veces”, habían pasado por experiencias diversas de falta de cariño, pero que con el tiempo y ayuda habían logrado subsanar.
En lo que respecta a los pacientes mencionados al inicio del escrito, estaban presentes en sus vidas experiencias de heridas emocionales en su pasado, como recuerdos de haber sido ignorados o maltratados incluso físicamente por sus padres. En la mayoría de los casos, el común denominador, era la presencia de un padre alcohólico y agresivo; en algunas situaciones, hubo madres sumisas y permisivas, aunque en otras estaba también presente la figura materna estricta y poco o nada afectiva.
Qué se requiere
Para que una persona pueda dejar de sentirse sola en primer lugar debe reconocerse como un ser humano completo e independiente; en estos casos, después de haber sanado las heridas emocionales, se necesita resolver la dependencia
El siguiente paso es re aprender a valorarse, cambiando las creencias que limitan su bienestar como: “No me merezco la felici- dad”, “soy un fracasado”, “soy miedoso”, “soy inseguro”, “no puedo lograr mis metas”...
Ya que se tiene la capacidad para valorarse, la tarea es darse cuenta de que es un ser muy amado.
En conclusión, las personas que se sienten solas tienen un auto concepto muy deteriorado, lo cual es el resultado de las carencias afectivas de su historia, pero que pueden ser resueltas con ayuda de un profesional para recuperar su valor y reconocerse como seres valiosos. Así, podrán experimentar el amor verdadero, pues todos estamos hechos para amar y ser amados.