Las picaduras de insectos pueden causar más dolor dependiendo del lugar del cuerpo en que se encuentren, según un peculiar estudio.
Picaduras pueden causar más dolor en ciertas partes
Todas las picaduras son molestas, pero dependiendo de cuál y dónde se ubiquen, unas lo son más que otras.
El doctor en neurobiología Michael Smith se hizo esta pregunta después de que una abeja le picara en sus genitales. La picadura fue molesta, dijo, pero no tanto como lo que cabría esperar y quiso saber por qué una picadura en la mejilla, en la palma de la mano o en una axila resultan más incómodas que en una zona que se asume altamente sensible.
Para encontrar la respuesta, Smith eligió 25 zonas del cuerpo y las sometió a picaduras de abeja, uno de los insectos más comunes que infligen picaduras, durante 38 días. Cinco cada mañana a la misma hora y en la misma zona.
Para ello utilizó unas pinzas fórceps con las que sujetaba a la abeja y la presionada contra su piel mientras dejaba que el aguijón estuviera dentro de su cuerpo durante un minuto.
Después, apuntaba en su libreta la intensidad del dolor en una escala del 1 al 10. Lo hizo así tres veces en cada una de las 25 áreas escogidas para asegurarse que los resultados fueran fiables.
Tras su experimento, Smith pudo concluir que las zonas en las que sentía más dolor fueron el labio superior de la boca o las aletas de la nariz. Las menos dolorosas, en cambio, fueron las picaduras en el cráneo, los brazos y las nalgas.
Smith apunta en su estudio que puede deberse al grosor de la piel: cuanto más gruesa la piel, menos duele una picadura y ocurre lo contrario cuando la capa que nos cubre es más fina, pero esta no es la única explicación
Su conclusión es que las terminaciones nerviosas y el riego sanguíneo de cada zona afecta también a cómo se deja sentir una picadura.
A esa conclusión había llegado un estudio de la Universidad Tohoku de Japón y publicado en los Archivos de Investigación Dermatológica. Pero en esa ocasión, los científicos japoneses sí que contaron con la representación de más individuos sobre los que basar sus resultados: 301 personas participaron en este estudio.
Por su parte, el dermatólogo Manuel FernándezLorente confirmó al diario español “El Mundo” que las zonas de piel fina acostumbran a ser mucho más sensibles y que las aletas nasales “efectivamente también son zonas muy dolorosas, están muy inervadas, la piel es muy fina y está en contacto directo con el cartílago, por lo que cualquier leve pinchazo es muy doloroso” llegando a provocar lágrimas involuntarias, estornudos y e incluso goteo nasal.