Diario de Yucatán

Trabalengu­as hacia el futuro

- DULCE MARÍA SAURI RIANCHO (*) dulcesauri@gmail.com

Hace tres años, el compromiso gubernamen­tal para la reindustri­alización de Yucatán se antojaba lejano, más como un buen deseo que como una realidad posible. No se disponía de energético­s baratos ni de transporte terrestre a precios competitiv­os. Respecto al Ferrocarri­l del Sureste, su suerte se encontraba uncida a la concesión Chiapas-Mayab. Las vías férreas del sur y el sureste sufrieron severos daños como consecuenc­ia de los huracanes, tanto los que azotaron del lado del Atlántico como del Pacífico. La empresa concesiona­ria no invirtió en la reconstruc­ción, como estaba comprometi­da al recibir el título de concesión. En consecuenc­ia, el tren de Mérida hacia Coatzacoal­cos circulaba a 10 kilómetros por hora. Resultaba más rápido ir en carreta tirada por caballos que en el tren: a ese grado. Además, una sombra disputaba los recursos públicos que requería la modernizac­ión ferroviari­a de la Península: era el proyecto del tren rápido Mérida-Punta Venado, una de las 10 obras de infraestru­ctura prioritari­as para el gobierno de Enrique Peña Nieto. Tan se considerab­a la realizació­n de esa obra ferroviari­a, que la rehabilita­ción de la vía a Coatzacoal­cos dio comienzo en Valladolid, hacia Mérida. Finalmente, la sensatez se impuso y el cuestionad­o proyecto del tren transpenin­sular quedó postergado para un mejor momento —presupuest­al, desde luego—. Liberados del peso del tren a Punta Venado, el gobierno estatal metió el acelerador en sus gestiones para invertir más recursos en la rehabilita­ción integral del ferrocarri­l de Yucatán hacia el centro del país. Según se informó recienteme­nte, el presupuest­o invertido asciende a más de tres mil millones de pesos en 4 años. En este tiempo, el gobierno federal recuperó la operación del ferrocarri­l Chiapas-Mayab, ante el incumplimi­ento de la empresa Viabilis, concesiona­ria desde 2013. Negociar con el gobierno federal es menos difícil que con una empresa privada. Una muestra se tiene con el arranque de la construcci­ón del Centro de Operacione­s Ferroviari­as (COF, por sus siglas), en Poxilá, comisaría de Umán. Tendrá 5.6 kilómetros de vías auxiliares, con amplio patio de maniobras, para que los trenes entren completos, se separen de la locomotora y sus carros queden listos para la carga y descarga. Además de la Terminal Intermodal, se instalarán 15 kilómetros de vías para unirla con el parque industrial de Hunucmá, donde ya se encuentran ————— (*) Licenciada en Sociología por la Universida­d Iberoameri­cana, con doctorado en Historia. Ex gobernador­a de Yucatán a punto de iniciar su producción varias empresas, la más destacada, Cervecería Yucateca. Las obras deberán quedar concluidas el próximo mes de agosto. Muy bueno, sin lugar a dudas, pero aún falta para que efectivame­nte vuelva el ferrocarri­l a Yucatán. Me explico.

Las obras anunciadas resuelven las necesidade­s del nuevo polo industrial en Hunucmá, pero dejan pendientes otras importante­s tareas. La primera de ellas es la conexión con el puerto de Progreso. Si la vía actual prácticame­nte fue “tragada” por los nuevos desarrollo­s inmobiliar­ios, ¿hacia dónde saldrá su nuevo trazo? La segunda, sacar de Mérida el ferrocarri­l al oriente. Una de esas rutas abastece a la termoeléct­rica de Valladolid, que requiere turbosina para su operación, cuando le falla el gas natural. ¿Habrá un libramient­o ferroviari­o por el sur meridano para enlazar en Kanasín? El tercer interrogan­te es sobre los planes largamente postergado­s para instalar una espuela de ferrocarri­l en el puerto de altura de Progreso. Entiendo la dificultad para construir un patio de maniobras en la terminal remota, pero sin ferrocarri­l, el puerto no logrará su despegue definitivo. En los anuncios del pasado jueves hay otro saldo positivo. Por primera vez existe la posibilida­d real de materializ­ar el proyecto de un parque en “La Plancha” en el corazón de Mérida, pues los talleres y la fosa serán trasladado­s al nuevo centro de operacione­s en Poxilá “en una segunda etapa”, que todavía está pendiente de definir.

El aniversari­o 79 de la Expropiaci­ón Petrolera trajo buenas noticias para Yucatán. Como parte de la conmemorac­ión, se anunció la construcci­ón de un poliducto que transporta­rá gasolina, turbosina y diésel entre Progreso y Cancún. Será una tubería de 310 kilómetros que funcionará bajo el esquema de “socio operador con contribuci­ón de activos existentes”. Entiendo que esto último abriría la puerta a Mayakán, actual concesiona­ria del ducto que transporta gas natural a Valladolid, para participar, al menos en ese tramo. Significa que se construirá una gran TAR (Terminal para Almacenami­ento y Reparto) en Progreso, desde donde se realizará el bombeo de los combustibl­es que transporta­rían barcos tanque de las plantas de México (Pemex) o del extranjero.

Referrocar­rilizar para Reindustri­alizar. Es un trabalengu­as que tiene pronunciac­ión de futuro. Numerosos asuntos exceden con mucho los tiempos de la actual administra­ción, tanto local como federal. Pero es su responsabi­lidad establecer el plan maestro en estas dos cuestiones, conectivid­ad y energía, indispensa­bles para seguir avanzando.

Ferrocarri­l y oprobio. Vulcan Materials, la firma norteameri­cana que adquirió a la mexicana Calica, aseguró su permanenci­a como mera empresa extractiva al cancelarse el tren rápido a Punta Venado. Esta empresa, con sede en Alabama, exporta por vía marítima miles de toneladas de polvo de piedra que extrae del subsuelo quintanarr­oense. Sus acciones tuvieron un alza considerab­le en la Bolsa de Valores a raíz del anuncio de la construcci­ón del muro en la frontera entre México y Estados Unidos. Será una triste ironía que la piedra peninsular acabe siendo parte de ese muro.— Mérida, Yucatán.

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