Lee antes esas etiquetas
Comprobado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las normativas gubernamentales de muchos países no prohíben el uso de sustancias peligrosas en productos que consumimos a diario, lo que indica un fuerte rezago legislativo.
Leer los ingredientes de las etiquetas de los productos que consumimos puede cambiarnos la vida y aprendemos a comprar productos cuyos ingredientes no nos perjudiquen o pongan en peligro nuestras vidas.
En alimentación por ejemplo, están las grasas saturadas, el aceite vegetal parcialmente hidrogenado y el aceite de palma, así como las grasas transgénicas que se encuentran en alimentos procesados como margarinas, galletas, en la comida rápida y el pan rebanado que viene empaquetado.
En este último podemos ver que puede durar bastante tiempo sin que le salga lama o se ponga duro.
Estas sustancias, consumidas en exceso, son los causantes de aumentar los niveles de LDL (colesterol malo), y cuanto mayor sea su nivel en la sangre más será el riesgo de sufrir enfermedades coronarias.
Hay aditivos que pueden llegar a ser altamente cancerígenos como el Sulfato de sodio, el Nitrato de sodio y el Bromato de potasio, entre otros, que se encuentran en productos alimenticios.
Hay medicamentos que contienen azúcar y las personas diabéticas tienen que leer la composición del los mismos para saber si pueden tomarlos o no.
Lo mismo sucede en productos de higiene personal y de tipo cosmético.
El formaldehído, formalina, la hidantoina y el quaternium-15 existen en muchos champús para el cabello y en los cosméticos.
Por esta razón fueron clasificados como cancerígenos por la Agencia Internacional de Investigación para el Cáncer (IARC), que está avalada y forma parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Para tener mejor calidad de vida lo mejor es la información, leer las etiquetas antes de consumir o usar un producto y saber que sustancias son buenas y cuales perjudiciales para nuestro organismo.