Denunciar y participar
El presidente de Coparmex Mérida marca la responsabilidad del ciudadano actual Llama a rescatar espacios políticos ya abandonados
Al rendir protesta para un nuevo periodo al frente de la Coparmex Mérida, el licenciado Gustavo Cisneros Buenfil manifestó ayer que “los ciudadanos estamos llamados a recuperar los espacios abandonados, demandar los cambios al sistema actual y promover lo rescatable de los partidos políticos, no para acabar con ellos sino para renovarlos”.
“Necesitamos aceptar la responsabilidad de ser ciudadanos de tiempo completo y trabajar para cambiar lo que no nos gusta, más allá de salir a votar cuando hay elecciones”, añadió en un acto efectuado en el Gran Museo del Mundo Maya.
Ante nutrida concurrencia, en la que se encontraban el líder nacional de Coparmex, Gustavo de Hoyos Walther; el gobernador Rolando Zapata Bello, y el alcalde de Mérida, Mauricio Vila Dosal, advirtió que “el principio que nos decía que ‘ciudadano que no vota, que no se queje’ ya no aplica”.
En su discurso, cuyas partes medulares ofrecemos en la página 4 de la sección Local, Cisneros Buenfil subrayó que “el ciudadano se puede quejar del mal gobierno, pero también debe asumir la obligación ética de denunciar y participar en la solución”.
Partes medulares del discurso que pronunció su autor, Gustavo Cisneros Buenfil, en la toma de protesta para un nuevo periodo como presidente de Coparmex Mérida, en ceremonia efectuada ayer por la tarde en el Gran Museo del Mundo Maya:
Como sociedad, los mexicanos hemos arribado a la siguiente conclusión: las políticas de siempre ya no van a arrojar los resultados pretendidos. Y nuestra expectativa más optimista sería que los elementos que conforman el sistema político mexicano coincidieran y actuaran en ese sentido.
Hemos sido testigos de que se han cambiado formas, presidentes y partidos políticos en el poder. Sin embargo, salvo ligeras variaciones, los resultados siguen siendo los mismos. Se ha preservado lo existente, pero aparentando grandes transformaciones. Se han anunciado grandes cambios para que todo siga igual.
Ante el nuevo entorno, nuestro arreglo institucional es disfuncional; limita las condiciones para la competencia, promueve la corrupción, impide que quienes toman decisiones respondan por los resultados de sus acciones y, por tanto, mantiene en desconfianza y desesperanza a la población.
Encontramos con profunda preocupación que en los tres órdenes de gobierno se alojan muchas administraciones a las que no les interesa informar, explicar o convencer. Su concepción de gobernar se limita a mandar. Lamentablemente no se han dado cuenta que los gobiernos exitosos son los que informan y tratan de conducir la discusión para que la población entienda su racionalidad y, en el mejor de los casos, la adopte. Parecen olvidar que la función de gobernar depende enteramente de la confianza que el gobierno logra obtener de la ciudadanía, sobre todo en la era de las redes sociales.
Los problemas que más lastiman y molestan a la sociedad son: un ejercicio político sin credibilidad; una corrupción inverosímil acompañada de una impunidad indignante y que se complementan con una negligencia y falta de decisión para actuar frente a los problemas nacionales, cuyas variables sí se pueden controlar.
Este último tramo del sexenio requiere que cualquier línea de acción gubernamental tenga como objetivos únicos fortalecer el Estado de derecho. Y es que llevamos mucho tiempo sin hacer la tarea que nos corresponde. A 100 años de la promulgación de nuestra Constitución, encontramos que seguimos siendo un país con un Estado de derecho débil y una hacienda pública en deterioro que gasta mucho y de forma improductiva.
Si no podemos generar más y mejores empresas y por ende más empleos, por carecer de un marco legal adecuado para el florecimiento de las mismas, entonces: ¿cómo abatir la pobreza y desigualdad? Es, por lo tanto, imperativo replantearnos el modelo de desarrollo económico y social, que las autoridades proponen actualmente para nuestro México.
Los ciudadanos estamos llamados a recuperar los espacios abandonados, demandar los cambios al sistema actual y promover lo rescatable de los partidos políticos, no para acabar con ellos sino para renovarlos. Necesitamos aceptar la responsabilidad de ser ciudadanos de tiempo completo y trabajar para cambiar lo que no nos gusta, más allá de salir a votar cuando hay elecciones. El ciudadano de hoy debe asumir la obligación ética de denunciar y participar en la solución.
Todavía tenemos retos por superar y que nos permitirán llevar al Estado al nivel de desarrollo deseado. Estos retos requerirán de una participación activa del sector empresarial organizado en conjunción con las autoridades en sus tres niveles.
El día de hoy, nos encontramos reunidos en este Gran Museo del Mundo Maya y aprovecho para agradecerle al gobierno del Estado por las facilidades otorgadas para la utilización del mismo. No obstante, es pertinente recordar que este proyecto, que en su momento nos dividió ya que no fue abierto en la forma que un gran sector de la sociedad hubiéramos deseado, hoy nos sirve de ejemplo para demostrar que se puede llegar a tener diferencias de puntos de vista entre el sector empresarial y el gobierno, pero que siempre debe prevalecer la voluntad de dialogar, de ver hacia adelante y trabajar de forma conjunta por el bien de Yucatán.
Y es por eso que no debemos de olvidar las lecciones del pasado: antes de embarcarnos en proyectos que demanden de la sociedad yucateca compromisos financieros de corto y largo plazos, es requisito indispensable el aplicar una total transparencia en los fundamentos de los mismos; detallando los costos y beneficios para la sociedad considerados para su aprobación y ejecución. La transparencia implica asegurar que entre la luz a todo proceso de decisión.
Solicitaremos a las autoridades correspondientes las premisas económicas sobre las que se prepara la propuesta para el abasto de gas en la entidad, así como el desarrollo del Puerto de Altura de Progreso.
Si aspiramos a ese Yucatán de vanguardia, tenemos que ser innovadores y eso implica adoptar prácticas de transparencia que satisfagan a la sociedad. En estos momentos contamos con experiencias muy positivas y altamente satisfactorias para la participación ciudadana, como es el caso del Consejo Consultivo del Presupuesto y Ejercicio del Gasto Público de Mérida, implementado por el Ayuntamiento de esta ciudad.
Al interior de Coparmex sentimos indispensable que en la elaboración de la Ley de Ingresos y del Presupuesto de Egresos del Estado se cuente con la participación ciudadana, ya que nos permitirá entender las razones detrás de la asignación de los recursos para posteriormente evaluar si se alcanzaron las metas trazadas. Señor gobernador, le insistimos en nuestra antigua demanda de conformar a la brevedad el mismo Consejo Consultivo.
En el tema de Estado de derecho estamos en el proceso de aprobar el Sistema Estatal Anticorrupción, que por mandato de ley deberá de estar listo en julio próximo. Al respecto, nuestro presidente nacional le ha mandado a las autoridades correspondientes una propuesta de ley modelo basada en las mejores prácticas en la materia, revisado por especialistas en el campo y en la que Copar mex ha tenido un papel protagónico. Señor gobernador, señores diputados, ¡blindemos a Yucatán con un Sistema Estatal Anticorrupción de vanguardia!, en el que los procesos de selección de los integrantes ciudadanos del mismo sean realmente validados por la ciudadanía y que confirmen la expectativa de que somos un Estado que quiere destacar por su transparencia y participación ciudadana.
Un sistema con estas características servirá como un imán para complementar los trabajos de atracción y fomento a la inversión y será un testimonio de que en Yucatán son los hechos y no las palabras los que cuentan.— Mérida, Yucatán. Lea el discurso íntegro siguiendo la liga o escaneando el código