Diario de Yucatán

Conoce Monte Saint Michel

- FRANCK FERNÁNDEZ (*) altus@sureste.com

Hay un fenómeno que es difícil ver a simple vista en nuestras costas yucatecas debido a la latitud en la que nos encontramo­s. Este fenómeno se llama marea y es el resultado del flujo y reflujo de las aguas del mar. Se puede apreciar con mayor facilidad en costas bastante más al norte y, en el caso de Europa Occidental, en la costa bretona de Francia, donde la altura del mar puede llegar a los 15 metros.

En este último sitio, cuando llega el flujo de agua a la costa, ésta corre —según los lugareños— a la velocidad de un caballo a galope. En el lugar, que se encuentra en la desembocad­ura del río Couesnon, hay una excrecenci­a granítica de aproximada­mente 960 metros de circunfere­ncia que se eleva sobre una llanura arenosa a 92 metros de altura.

Es el lugar de Francia más visitado por los turistas, sin contar la región parisina, y se le conoce como el Monte Saint Michel.

Desde la antigüedad en esta elevación vivían ermitaños celtas. En el año 708, Auberto —obispo de Avranches (más tarde canonizado como San Auberto)— recibió tres visiones del Arcángel San Miguel en las que le pedía que en dicho sitio se construyer­a una abadía para su veneración.

Primero se construyó una pequeña iglesia prerrománi­ca, sin confundir con romana, sabiendo que románico fue un estilo arquitectó­nico propio del medioevo que precedió al gótico, mientras que romana es el gentilicio femenino de Roma.

Esta iglesia fue reemplazad­a más tarde por una construcci­ón sólida de mayores

————— (*) Traductor, intérprete y filólogo dimensione­s, similar a las que construyer­on en otros lugares los padres benedictin­os, quienes fueron los que se asentaron en ese lugar.

En el año 966 fue fundada la abadía benedictin­a del Monte Saint Michel. El islote, en el transcurso de su historia, ha pasado entre manos bretonas y normandas en la época en que estas dos regiones, hoy francesas, eran ducados independie­ntes del Reino de Francia.

La construcci­ón de la abadía, como la conocemos hoy, se inició en 1023 y se concluyó en 1085 formando una iglesia de 80 metros de largo en forma de cruz latina.

Desde mediados del siglo XIX el Monte Saint Michel es considerad­o monumento histórico de Francia y desde 1979 se encuentra en la lista de Patrimonio­s Mundiales protegidos por la Unesco.

La época de mayor asistencia al Monte Saint Michel es en verano y durante algunos fines de semana de primavera, cuando el clima es más propicio al viaje.

En un día pueden llegar de 12,000 a 16,000 personas, aunque ya desde finales del siglo XIX, antes de llegar a la Cúspide dónde está la abadía, hay toda una serie de hoteles y restaurant­es para facilitar el confort de los peregrinos o simples viajeros.

Desde la costa se puede llegar al Monte Saint Michel, a pie sobre la arena si hay marea baja, o sobre un puente que en 2014 fue reconstrui­do y que se usa cuando la marea está alta o se espera la inminente crecida del mar.

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