Testimonios de vida
Crecer en hogares con alcoholismo les causó daños
Jorge y Sonia dan testimonio de cómo lograron transformar sus vidas y ahora participan con dinamismo y entusiasmo en los preparativos para la XI Reunión de Al-Anon para Hijos Adultos.
Jorge y Sonia participan con dinamismo y entusiasmo en los preparativos para la XI Reunión de Al-Anon para Hijos Adultos, que se realizará el próximo sábado en el teatro “Daniel Ayala”.
Al verlos tan serenos y contentos da trabajo creer que tiempo atrás sus vidas eran insoportables.
Gracias a que comenzaron a asistir a un grupo de mutua ayuda descubrieron que gran parte de sus problemas emocionales y físicos se derivaban de haber crecido en hogares alcohólicos.
Sonia llegó a una sala de AlAnon empujada por el dolor de ver a su papá en la cárcel y perder todo como consecuencia de la bebida.
“Mamá nos había invitado antes, pero no les hicimos caso. Tuve que sentir la derrota y llegué por mi propio pie”, recuerda momentos antes de iniciar una sesión en su grupo “De la supervivencia a la recuperación”, en la colonia Alemán.
“Comencé a entender cómo me afectaron en la infancia las pérdidas materiales y las carencias ocasionadas por el alcoholismo de papá. También pude entender su enfermedad y mi contagio. No hay culpables”.
Sonia no sólo experimentó consuelo y serenidad, sino que halló fortaleza para ser mejor mamá y esposa.
Después de una etapa de cinco años tuvo una recaída y abandonó el programa. “La crisis ya había pasado y me confié”.
Hace tres años, por problemas de relación con sus hermanos, retomó con nuevos bríos la recuperación. “Es un programa de vida para toda la vida”.
A Sonia le dieron una segunda bienvenida que nunca olvidará. “Era un aniversario. Yo traía un sentimiento muy grande. Una compañera me tomó las manos y me dijo ‘Qué bueno que veniste’. Sentí muy hermoso. Me dieron un cartel para que participara a nombre de mamá, que fue fundadora del grupo”.
Seguir los principios del programa le ayuda en todos los aspectos de su vida, principalmente en la relación con sus hijos y esposo. “Me tocó vivir procesos fuertes y aquí encontré la ayuda necesaria para salir adelante”.
Lo más importante es el autoconocimiento y la aceptación de sí. “Ahora aprendo a ser realmente yo misma, sin por eso descuidar las buena relación con mis seres queridos”, aclara.
Sonia toma ahora decisiones valientes, sobre todo porque ya no quiere que el alcoholismo ajeno le siga arruinando la vida. “Al-Anon me da una comprensión profunda de las situaciones y puedo valorar mejor el amor que recibo y el que doy”.
En cuanto al Poder Superior, uno de los factores claves del programa, señala que “es el primero en mi lista. Desde que amanece hasta que anochece vivo en continuo agradecimiento”.
Jorge nos cuenta también su historia de dolor y recuperación. “Descubrimos a mi hijo con un problema de adicción y sentí que fracasé como padre. Experimenté un vacío y un inmenso dolor”.
La esposa de Jorge conoció Al-Anon gracias a que solicitó ayuda en Alcohólicos Anónimos. “Ella me lo platicó y comencé a venir. En lugar de culparnos, trabajamos en equipo y comenzamos a sacar el malestar emocional. Traíamos un va-
cío emocional”.
Descubrieron que necesitaban hacer cambios para que mejorara su vida familiar. “No me gustó, pues yo me consideraba buen proveedor, pero era malo en lo afectivo, como mi padre”.
“Comencé a entender a mi hijo, que buscaba afecto y saciar su necesidad de pertenecer. En Al-Anon encontramos un refugio para sacar toda esa cochambre emocional. Al escuchar otras experiencias y compartir la mía, en un clima adecuado y de confidencialidad, comencé a sentirme bien”.
Jorge comenzó a tener un despertar espiritual que se refleja en ciertos cambios que a veces ni siquiera nota. “Me dicen en el trabajo que estoy distinto”.
Él comprueba que un cambio de actitud personal puede ayudar a la recuperación de la familia. “Mis hijos también empezaron a cambiar. El mayor dio un giro en su vida al ver el cambio de sus padres. Mostrarles amor y cariño surte efecto”.
Uno de los principios del programa que tiene siempre presente es el que dice “que empiece por mí”.
“He aprendido que es mi responsabilidad ver por mí, informarme y crecer integralmente. Al hacerlo encuentro paz y eso me impulsa a continuar”.
Jorge entiende ahora que algunas de sus deficiencias tienen su origen en su primera infancia y se esfuerza por revertir los daños. “Nos tocaron padres que difícilmente mostraban sus emociones. Afortunadamente, ya se terminó la época del cine mexicano, de machismo, alcohol y tabaco. Los hombres podemos ser grandes hombres en todos los aspectos”. Y Al-Anon puede mostrar cómo lograrlo.—