Los vinos ayudan a la salud intestinal tras una comida
Al hablar de digestivos la gente automáticamente se remite a esos licores digestivos como amaretto o frangelico, o un sambuca, algún anís campechano (seco y dulce) y nadie piensa que vino tinto es un buen aliado para que la digestión sea de lo más placentera.
El vino tinto, con esa aspereza que tiene más conocida por los taninos, hace que el organismo genere suficiente cantidad de saliva para que los alimentos ingresen a la boca debidamente humedecidos; ayuda a limpiar la boca y despeja las papilas gustativas para sentir mejor los sabores.
En un estudio que hizo la Universidad Autónoma de Madrid, se demuestra que las bacterias en el vino son muy propensas a adherirse a las paredes del intestino proporcionando efectos muy benéficos, como la exclusión de patógenos o de bacterias malas que se alojan allí.
Y algunas de las propiedades de las bacterias de ácido láctico aisladas del vino son similares a los probióticos de los lácteos, su consumo mantiene una comunidad saludable de bacterias intestinales.
El vino, además, sirve para mejorar la presión sanguínea y tener un corazón saludable.
La recomendación para este fin de semana es un vino para el día y otro para la noche. Un vino me ha dejado sorprendido por su calidad, se llama Eclipse, de la vinícola El Cielo, y es un acierto de esta casa, ya que la mezcla de uvas en cuatro varietales hace que sea un vino digno de tomar; contiene cabernet sauvignon, merlot y nebbiolo, es de la zona del valle de Guadalupe y lo puede encontrar en las tiendas especializadas del vino en un razonable precio.
El siguiente vino es ya más para la noche, se llama Cake Bread Cellers, en su versión de cabernet sauvignon, ideal para cortes y para esas comidas que tengan algo de condimentación, es de Estados Unidos, de la zona de Napa Valley.