El futuro de la Iglesia, en juego
Pide la teresiana Rosaura González varios cambios
La teresiana Rosaura González Casas, religiosa de la Compañía de Santa Teresa e integrante del Centro de Protección del Menor de la Universidad Gregoriana, está convencida de que “la estructura de la Iglesia ha favorecido los abusos”. En el marco de las ponencias del Instituto Teológico de Vida Religiosa de los claretianos, expuso la necesidad que la Iglesia establezca una nueva relación “entre el Pueblo de Dios y el sacerdote”.
De lo contrario, la madre dibujó un horizonte más que complicado: “La tendencia es cubrir la fachada, pero creo que si no sacamos adelante este tema, el futuro de la Iglesia está en juego. ¿Quién va a confiar sus niños a nuestras escuelas y nuestras parroquias? Se va a ir con todo, y si esto supone una reforma canónica, llegará”.
“Se necesita un grito, un cambio de actitud a nivel de sistema para una conversión y renovación reales”, imploró la teresiana mexicana que parafraseó al Papa para que en esta materia “no se escatime ningún esfuerzo”.
A través de una videoconferencia desde Roma, que publica el sitio de internet Nueva Vida Digital, instó a abandonar en las estructuras eclesiales un sistema cerrado, jerárquico, totalitario, con un código ético legalista donde importa más la imagen externa. “Estamos ante tsunami que nos lleva a comprometernos a que esto no suceda”, añadió.
“La cultura eclesial favorece el encubrimiento. Para cambiar esto, tenemos que trabajar y descubrir nuevos caminos para redescubrir el tema del poder en la Iglesia”, señaló la religiosa: “Yo propondría que se fuera des- vinculando el poder del ministerio sacerdotal de forma que sea un servicio, pero no necesariamente vinculado al poder. El ejercicio del poder debe estar separado del ser sacerdote. La desvinculación nos podría ayudar”.
Desde ahí, hizo un llamamiento a un mayor protagonismo de la mujer, más participación y transparencia, para lo cual, planteó una serie de medidas, entre las que destacó la necesidad de una mayor formación en la materia y la investigación en prevención, “materia de la que realmente hay poco”.
En este sentido, el Instituto Teológico de Vida Religiosa está cerrando un acuerdo de colaboración con la Universidad Gregoriana para implantar un Curso de Protección de Menores que está previsto que se ponga en
marcha en el primer trimestre de 2019.
La madre hizo hincapié en cómo se han de mejorar los procesos de selección de candidatos a la vida consagrada: “Tiene que ser hecha con cuidado, ayudando a clarificar las motivaciones. El acompañamiento es fundamental: en algunos casos ya es real, pero en otros solo se acumulan conocimientos y
“Se necesita un grito, un cambio de actitud a nivel de sistema para una conversión y renovación reales...”
he llegado a ver cómo solo se tiene un encuentro con los seminaristas o novicios una vez al mes”.
En este punto se detuvo para reivindicar la inciden- cia en un aspecto clave para ella: “Tenemos que afrontar con madurez la vida sexual. Si la afectividad se vive en soledad, angustia, de reclusión en el ordenador sin relaciones reales. Hablar con verdad y claridad”.
En esta misma línea, instó a forjar nuevos “códigos de conducta para aprender a tratar a los niños y jóvenes en la cercanía y la lejanía, porque a veces se cometen imprudencias graves”. Puso como ejemplo la condena de un sacerdote joven por dormir con un niño en la misma cama, con el argumento de que estaba enfermo.
Preguntada por las causas de los abusos, señaló que “a menudo se habla del fin del celibato como medio para acabar con los abusos. No se puede garantizar, en tanto que el 90% de los abusos se da en el seno de la familia”.
La experta en lucha contra los abusos también se detuvo en la realidad de las víctimas. “El proceso de duelo dura toda la vida porque son muchas las pérdidas a las que se enfrenta”, sentenció, lamentando cómo “en muchos de los casos no se les creen o tienen que presentar muchas pruebas, por lo que se sienten abandonadas”.