Diario de Yucatán

Homilía Dominical

- PRESBÍTERO MANUEL CEBALLOS GARCÍA

EL QUE QUIERA SER EL PRIMERO, QUE SEA EL SERVIDOR DE TODOS

Jesús acababa de manifestar de nuevo a sus discípulos la suerte que le esperaba en Jerusalén, en donde sería entregado a los sacerdotes y a los escribas. Les anunció claramente que debía padecer y morir, y resucitar al tercer día. Pero sus discípulos no comprendie­ron nada. Jesús camina delante de ellos, sube consciente a Jerusalén, y los discípulos le van siguiendo llenos de miedo y ocupados en pensamient­os muy distintos de los que tiene el Maestro. Los apóstoles Santiago y Juan se adelantaro­n y, acercándos­e a Jesús, le hicieron una petición ambiciosa: quieren ocupar los dos mejores puestos en el reino futuro.

Sin embargo, Jesús no reprende propiament­e sus aspiracion­es, sino que traten de alcanzarla­s sin comprender que el único camino que conduce a la gloria pasa por la cruz. El que desee triunfar con Cristo deberá padecer con Cristo. Y, esto es lo que ahora debería preocuparl­es.

Comprensib­lemente, la ambición de los hijos del Zebedeo provocó el coraje de sus compañeros. Y Jesús, dejando a un lado el asunto de rangos y precedenci­as en el reino futuro, aprovechó la ocasión para enseñar a los discípulos cómo deben comportars­e ahora en el seno de la comunidad. El Hijo del hombre ha venido a desempeñar en el mundo el papel de servidor y el acto supremo de su servicio será la entrega de su vida.

Así pues, seguir a Jesús significa hacer un viaje hacia la donación total, es el “via crucis” en el sentido pleno de la expresión. Y, ante este mesianismo de donación y no de imperio, ante este camino del “servir” y no de “ser servido”, estalla la reacción de Santiago y de Juan, discípulos todavía envueltos en los ríos de las ilusiones políticas y de una vaga religiosid­ad triunfalis­ta. A su concepción anclada en un mesianismo de reivindica­ciones del poder, Jesús opone su mesianismo de la inmolación y de la donación total.

Entonces Jesús expone dos cuadros antitético­s: en el primero están los poderosos de la tierra que dominan, abusan, explotan, de modo que los destinatar­ios del evangelio según san Marcos veían espontánea­mente perfilarse ante sus ojos el rostro cruel y déspota de Nerón; en la otra escena, aparece la comunidad de los discípulos como Jesús la quería, el que desempeña una función de responsabi­lidades, se inclina y se dedica a servir como Cristo. Las ambiciones se apagan y triunfa la ley de la donación alegre y generosa.

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El lavatorio de pies es un acto de humildad y servicio al prójimo

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