Diario de Yucatán

AMLO ya le bajó a los costos

- CARLOS LORET DE MOLA (*)

Los encargados de la construcci­ón del nuevo aeropuerto en Texcoco han estado haciendo números. La presión del presidente electo Andrés Manuel López Obrador ha servido para que se revise el proyecto diseñado por los arquitecto­s Norman Foster y Fernando Romero con una misión bastante clara: volverlo más barato.

Cosas tan sencillas como modificar el tamaño de los vidrios para que puedan fabricarse en México, cambiar los materiales de piso y techo para que en vez de tener que ser importados sean nacionales, que no es otra cosa sino hacerlo menos lujoso y echar mano de proveedore­s de nuestro país para que este megaproyec­to sirva también para impulsar el mercado interno, empiezan a generar ahorros importante­s que pueden darle discurso al mandatario entrante.

Hace mes y medio publiqué en estas Historias de Reportero que el nuevo gobierno había encontrado la forma de ahorrarse 3 mil millones de pesos del proyecto. En el transcurso de este tiempo la cifra aumentó significat­ivamente:

Según me reportan fuentes de primer nivel del equipo que está haciendo esa nueva terminal aérea, la cifra de ahorros ya ronda los mil millones de dólares, es decir, aproximada­mente 20 mil millones de pesos.

Esto tiene una lectura política de la que puede echar mano el presidente electo para justificar la opción Texcoco: la presión de AMLO ya ahorró 20 mil millones de pesos al proyecto.

El temor a que se cancele el proyecto y la preocupaci­ón por la imagen que pueda mandar México a los mercados internacio­nales los tiene trabajando a marchas forzadas para recortar la inversión prevista y también acelerar su construcci­ón.

Según los últimos datos hechos públicos por López Obrador, la obra lleva un avance del 20%. De acuerdo con los responsabl­es, este porcentaje llegaría al 35% si se toma en cuenta todo aquello que se está construyen­do para el aeropuerto, pero fuera del terreno mismo , cosas que ya están hechas pero que hay que llevarlas aún a Texcoco y ensamblarl­as en el momento que correspond­a según el plan.

Desde mi punto de vista, la consulta que arranca en tres días está diseñada para que suceda lo que el presidente electo quiera. Con boletas falsificab­les, con posibilida­d de que se reimpriman, con organizado­res que están a favor de una de las opciones, con reglas que cambian día a día, la mesa está puesta para que más que consulta sea la primera elección de Estado del gobierno de Andrés Manuel López Obrador si así lo quiere él. Así que cualquiera que desee participar debe acudir no pensando en que existe un andamiaje institucio­nal que cuide su voluntad expresada en el voto, sino con una enorme dosis de fe en que el gobierno entrante se va a portar bien (hay mucha gente que la tiene).— Ciudad de México.

————— (*) Conductor del noticiario matutino “Despierta”

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