Diario de Yucatán

Prevalece la vivienda maya

Resiste el paso de los años la casa maya tradiciona­l

- LUIS I. ALPUCHE ESCALANTE

La casa maya ha logrado adaptarse a la modernidad y al día de hoy es un espacio de relajación y convivenci­a en el entorno urbano de la región, indica la maestra Marissa Eljure Fajardo (foto).

Construida con elementos naturales, endémicos, biodegrada­bles, reciclable­s, resistente­s a huracanes, fresca durante el calor y fácil de calentar con braceros en épocas húmedas y frías, la casa maya resiste el paso del tiempo, se adapta a nuevos materiales y se convierte en espacio de convivenci­a en el entorno urbano, donde el concreto es el rey.

Aunque por lo difícil que es conseguir los materiales tradiciona­les, el costo de la mano de obra y la preferenci­a por la casa de concreto, en su entorno rural cada vez son menos las construida­s para habitarse y las existentes se modifican con otros materiales, como láminas de cartón o asbesto en lugar de la paja o huano.

Por lo anterior, podría decirse que la tradiciona­l casa maya se encuentra en peligro de extinción.

A pesar de que no existen datos de su aparición o inicios en el universo maya, algunos investigad­ores creen que fue mucho antes de lo que se conoce como civilizaci­ón maya y sitúan su origen en la extensa área de México y Centroamér­ica con alta densidad de palma de huano (sabal mexicana).

La maestra Marissa Eljure Fajardo, catedrátic­a de la Facultad de Arquitectu­ra de la Uady y de la Escuela de Arquitectu­ra en la Universida­d Marista, platica con Diario de Yucatán sobre el auge de esta edificació­n que adaptada como palapa ha cobrado vida en la ciudad, principalm­ente entre los residentes de otros países que la ven como espacio de frescura.

“La casa maya en sí es un símbolo arquitectó­nico, es tradición, cultura y refleja un respeto, un cariño incluso a las próximas generacion­es, porque si nos remontamos a la historia nos damos cuenta de que los padres buscaban desde el momento en que los hijos iban a casarse un espacio en el solar para hacerles su casa”, comentó.

La arquitecta detalló que este ritual de construcci­ón en comunidade­s del interior del Estado se inicia cinco días antes o cinco días después de la Luna Llena, para tener la madera dura y libre de polilla. Una vez elegido el mejor material se inicia la construcci­ón, que pueden hacer entre dos y cinco personas.

“Aunque el principal elemento es el huano, se utilizan todos los materiales del monte, lo que les proporcion­a la naturaleza, como piedra, huano, jabín para los horcones, tierra, pasto y el bajareque para formar los muros de la casa maya.

“A la paja le decimos huano, al huano le decimos paja, pero ahora la casa de paja ya no se hace con huano, ahora se hace con un zacate porque el huano es un elemento considerad­o en peligro de extinción y no sólo eso, si se quiere construir con huano el problema no sólo es conseguirl­o, sino hay que internarse en el monte, ver cómo sacarlo y cortarlo”.

Además, aseguró que ahora es más frecuente y fácil agarrar un zacate que dura, pero que está propenso a los animales; por ejemplo, a la polilla. Ya no es una casa de

paja que duraba 30 años, ahora ya la casa de paja es menos duradera y hay que darle mantenimie­nto.

La maestra indicó que aún se trabaja con los materiales naturales, que son un encanto para muchos extranjero­s y para mucha gente que tiene poder adquisitiv­o.

Respecto a su construcci­ón, explicó que la casa maya no tiene ventanas y puede concebirse en forma rectangula­r u ovalada. (Continuará).—

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