Diario del Sur

Se cumple medio siglo sin El rey de las rancheras

José Alfredo Jiménez falleció hace 50 años, su legado musical se mantiene vigente porque supo reflejar en sus canciones el amor en todas sus expresione­s

- FROYLAN ESCOBAR LARA Y BELÉN ELIGIO GUTIÉRREZ

A los Es autor

de rancheras, huapangos y corridos

No sabía escribir música, pero las tonadas las traía en la cabeza, José Alfredo Jiménez fue un compositor empírico que logró transmitir a través de sus canciones los sentimient­os más puros del mexicano.

Cincuenta años se cumplen de su fallecimie­nto y su legado musical se mantiene vigente porque siempre habló del amor, asegura su hija Paloma Jiménez Gálvez en entrevista con El Sol de México.

“El principal tema de las líricas de José Alfredo es el amor, y el amor es algo que no va a pasar de moda porque siempre nos vamos a enamorar y la manera de mirar al otro es la misma. Te mueven las emociones con cada una de sus canciones y te lo dice en un lenguaje coloquial, sin tantas complicaci­ones, una plática muy nuestra”, añade la hija del compositor.

José Alfredo Jiménez Sandoval nació un 19 de enero de 1926 en Dolores Hidalgo, Guanajuato. Sus primeros años los vivió en familia, con sus tres hermanos, su madre Carmen y su padre Agustín Jiménez, químico farmacéuti­co, dueño de la única farmacia de su pueblo natal. Esa vida cambió cuando a los 10 años murió su padre y tuvo que viajar a la Ciudad de México para buscar nuevos caminos.

“Él trae todo el bagaje del pueblo donde mi abuelo era el boticario, era un hombre de mucho respeto que le enseñó a mi padre poesía, a cantar, a hacer tertulias.

“Llegó al barrio de Santa María La Ribera, una colonia que estaba conectada con el centro histórico y las colonias San Rafael y Tabacalera, era un México chiquito, todo sucedía en ese perímetro, así como Paseo de la Reforma”, recordó Paloma.

La música no fue la primera opción de José Alfredo, antes se desarrolló como jugador de futbol en los equipos Oviedo y Marte, en la primera división y también fue mesero en el restaurant­e La Sirena.

Pero su destino era cantar, prueba de ello son las más de 300 composicio­nes que dejó, canciones en las que retrataba sus vivencias, alegrías y decepcione­s amorosas.

“Se atrevió a hablar del sufrimient­o del hombre porque antes había la barrera de que sólo las mujeres podíamos llorar y hacer berrinche, pero los hombres tenían que ser machitos y no llorar y él rompe con eso. Mi papá no era machista, al contrario”, expresó Paloma, quien lo recuerda como un padre “completame­nte normal”.

José Alfredo Jiménez se casó en 1952 con Paloma Gálvez, con quien tuvo dos hijos: José Alfredo Jiménez Jr. y Paloma Jiménez.

“Yo soy la mayor y conviví mucho con él. A mi papá le gusta mucho platicar con nosotros, cuando estaba en la Ciudad de México le gustaba estar en la casa.

“A mi hermano y a mí nos llevaba al cine, al circo, al teatro, él andaba con nosotros para todos lados. Convivimos mucho

Falleció a

HIJA DEL COMPOSITOR

Se casó

los 47 años con las familias de Lola Beltrán y Tomás Méndez, con sus cinco hijos. Nunca fue un padre regañón, a él le gustaba que encontrara­s por ti mismo la solución a tus problemas, era muy cercano, se daba cuenta de qué proceso pasabas en tu vida”, comentó Paloma.

En la década de los años cincuenta, José Alfredo estrechó una gran amistad con Lola Beltrán. María Elena Leal Beltrán, hija de la gran cantante recuerda ese lazo que unió a sus familias.

“Mi madre siempre lo recordó con mucho cariño, yo la acompañé a homenajes que se le hacían en Dolores Hidalgo, fue una relación estrecha, fueron muy amigos, bromistas los dos, se divertían mucho, cuando mi mamá se casó con mi papá (Alfredo Leal, matador de toros y actor mexicano), en 1952 con Paloma Gálvez

Sus hijos

íbamos los hijos de José Alfredo y yo a ver torear a mi papá.

“Para mí, Paloma Jiménez es como mi hermana, es una relación de toda la vida y estamos sumamente unidas. Cuando él muere fue un golpe fuerte para mi madre. José Alfredo Jiménez logró reflejar muy profundame­nte el sentir del pueblo, todas sus canciones son buenas, todas nos llegan al corazón, la manera en cómo escribió, es en un lenguaje maravillos­o”, considera Leal Beltrán.

Una vez consolidad­a su carrera como cantante, José Alfredo Jiménez llegó al cine, su debut fue en Los huéspedes de la Marquesa (1951), pero también destacó en cintas como Ahí viene Martín Corona (1952), Ni pobres ni ricos (1953), Camino de Guanajuato (1955), Juan Gallo (1961) y Me cansé de rogarle (1966).

“Él estaba en el cine por ser él, más allá de cualquier papel que él podría interpreta­r, incluso en algunos títulos de sus películas que podrían ser intrascend­entes, lo importante era su presencia, que él estaba ahí. Cuando ya se empieza a sentir cierta decadencia del cine de oro mexicano, lo que necesitan es crear personajes y un candidato ideal fue José Alfredo y lo hacen desde una perspectiv­a de un molde bien hecho y establecid­o”, considera el crítico de cine Gerardo Gil Ballestero­s.

“Pero el asunto es que él ya tenía en el imaginario público una idea de ese macho herido por el amor, el cine lo sabe aprovechar y lo ponen a hacer un poco de comedia, le sale medianamen­te bien, no lo hemos recordado como actor, pero debemos de hablar de la importanci­a de la música en el cine mexicano”, agrega el especialis­ta.

José Alfredo tuvo dos relaciones fuera del matrimonio, una con Mary Medel, con quien tuvo cuatro hijos: José Alfredo, Martha del Carmen, Guadalupe y José Antonio; y la segunda con Alicia Juárez, su última pareja.

“Con el paso de los años me enteré del daño que Mary Medel le hizo a mi madre, llegaba arbitraria­mente a mi casa, mi mamá siempre fue muy discreta, tuvo eso oculto para no lastimarno­s”, se sincera Paloma Jiménez.

“Al final, mi papá perdió el piso con Alicia Juárez, hablé varias veces con él, nos enfrentamo­s, tenía esa libertad porque él me había enseñado a hablar las cosas de frente”, recordó Paloma, quien hoy rendirá homenaje a su padre, a medio siglo de su muerte en el Complejo Cultural Los Pinos.

José Alfredo, autor de Si nos dejan, Un mundo raro y El rey, es un referente para compositor­es como Joaquín Sabina, Enrique Bunbury o Andrés Calamaro.

PALOMA JIMÉNEZ

mayores, Paloma y José Alfredo

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FOTOS: FOTOTECA, HEMEROTECA Y BIBLIOTECA MARIO VÁZQUEZ RAÑA
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10 años viajó a la Ciudad de México
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