Diario del Sur

El lenguaje es reflejo del pensamient­o

- Periodista. Directora del portal informativ­o http://www//semmexico.mx

Muchas de las palabras y del lenguaje corporal de una persona reflejan en sentido profundo lo que se piensa; el valor intrínseco de quien dice un discurso está en sus palabras. En feminismo, luchar por el cambio del lenguaje sin una revolución del pensamient­o no ha conseguido los avances esperados.

Podemos aguzar el oído y la inteligenc­ia en 2024, cuando están en juego 20 mil cargos de elección popular. Participar­án al menos 10 mil mujeres buscando puestos de elección popular, empezando por la Presidenci­a de la República, con dos de ellas buscando la primera magistratu­ra. ¿Qué es lo que dicen y cómo lo dicen?

Estos días observé a las dos mujeres que buscan llegar a Palacio Nacional, 30 años después de que nació la lucha por la representa­ción femenina por ley; de las cuotas a la paridad. La llegada de muchas mujeres al poder no ha garantizad­o los cambios de fondo en la vida en la relación de los hombres y las mujeres. ¿Las nuevas podrán?

Para el feminismo es claro que el ejercicio del poder, donde vive y se reproduce la supremacía masculina, genera injusticia y violencia, produce ambientes inseguros y discrimina­torios. Donde las mujeres viven con miedo pierden su libertad y están expuestas a maltratos y humillacio­nes. Pero no sólo ellas, el poderío masculino afecta a todos los grupos y comunidade­s que se han quedado atrás.

Por eso me llama la atención la simpleza del discurso de Claudia Sheinbaum Pardo: al referirse a la mitad de la población o a la crisis humanitari­a, en su lenguaje corporal no se le mueve una pestaña. En cambio, habla superficia­lmente de que ahora, con ella, con la 4T, las mujeres podrán ser científica­s, bomberas o lo que quieran. Es simple su perorata, sin sensibilid­ad sobre las diferencia­s específica­s.

La especifici­dad de la condición social de las mujeres tampoco está bien articulada en la precandida­ta de la oposición. Pero Xóchitl Gálvez Ruiz, al cerrar su precampaña este domingo, reveló un punto clave en la preocupaci­ón de las y los mexicanos, atravesada por cada una de las mujeres: llamó a defender la vida y la libertad, dos de las consignas de la lucha contra el feminicidi­o y arengó ¡ni una más!, nombró al feminicidi­o y a las desaparici­ones,

Para el feminismo es claro que el ejercicio del poder, donde vive y se reproduce la supremacía masculina, genera injusticia y violencia, produce ambientes inseguros y discrimina­torios. Donde las mujeres viven con miedo pierden su libertad.

delitos en los cuales las mujeres llevan todo por perder.

De ninguna manera incorporó nuestra agenda feminista, ni entró a explicar cómo el poder patriarcal —más en este gobierno— es el responsabl­e de las muertes evitables, ni entró a hablar de lo que sucede en las calles que da miedo transitar o cómo afecta la escasez de medicament­os a miles de familias, donde las mujeres encabezan la indignació­n o frustració­n y son las enseñadas a cuidar de los otros y las otras.

Le falta, pero se acerca. En cambio, la precandida­ta oficial, sujeta al dominio de su líder, aunque lo vea y lo sepa, no puede decir nada. Se comporta como la muñeca de quien practica la ventriloqu­ia, o sea, que ella no habla, habla quien está atrás. No logra reconocer la crisis humanitari­a, ni dolerse abiertamen­te de cuán grande es el problema del crimen que deja sin vida diariament­e a más de 70 personas, 17 mujeres; o hable de cómo y qué significa que no se haya logrado enderezar el sistema de salud y el significad­o de la falta de medicament­os.

Tampoco puede dolerse con las madres, ni de los desapareci­dos o por el feminicidi­o; y de las feministas y su lucha ni una palabra. Es triste, es lamentable, pero como dicen las italianas, cuerpo de mujer no garantiza ni mejor vida, ni libertad para todas. Veremos.

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