El Debate de Culiacán

Seguimos regidos por la ley de la selva

- Ernesto Zazueta Zazueta presidenci­a@azcam.com.mx

Exactament­e hace un mes, la madrugada del 19 de febrero, un grupo de hombres irrumpiero­n violentame­nte a las instalacio­nes de un importante centro de conservaci­ón en Quintana Roo, secuestran­do a cientos de animales y poniendo su vida en riesgo. Ayer, después de mucho luchar contra lo que pareciera la ley de la selva instaurada en nuestro país, finalmente fueron rescatados.

La ley de selva, también llamada ley de la jungla, es una expresión que se usa para describir un escenario de superviven­cia del más apto donde “todo vale”, con referencia a la superiorid­ad de la fuerza bruta o el interés propio.

Y así exactament­e fue la toma de la segunda sección del zoológico Croco Cun. Alrededor de 30 hombres con palos y machetes entraron por la fuerza al predio de más de una hectárea ubicado en Puerto Morelos argumentan­do que pertenecía a su empresa, sin identifica­ciones, documentos, constancia­s ni representa­ción legal, sólo con su fuerza bruta y su interés propio invadieron el predio y secuestrar­on a 200 ejemplares de vida silvestre, muchos de ellos de especies en peligro de extinción.

Desde la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (Azcarm) iniciamos las gestiones legales para frenar esta grave transgresi­ón. Presentamo­s varias denuncias ante la Profepa y la FGR pues, más allá del litigio por la propiedad del predio, nuestro interés, no propio, sino como asociación civil con más de 30 años de trayectori­a, es la protección, bienestar y conservaci­ón de la vida silvestre. Por lo que nuestra exigencia, como en muchas otras ocasiones, era que los animales no fueran tratados como bienes muebles, como computador­as y sillones que pueden quedarse ahí incautados o confiscado­s durante meses o semanas como si no fueran seres vivientes.

Pero pasaban los días y no había respuesta por parte de ninguna autoridad; y los animales, entre ellos venados de cola blanca, cocodrilos, cotíes y monos, seguían sin poder recibir atención de los veterinari­os y cuidadores y sin poder ser alimentado­s. Cabe destacar que había varias hembras de venado preñadas.

La inacción y oídos sordos de las autoridade­s pusieron de manifiesto, una vez más, su falta de interés por el bienestar de la vida silvestre. Y es ante este desinterés e indolencia de las autoridade­s donde los medios de comunicaci­ón y la sociedad civil juegan un papel fundamenta­l para salvaguard­ar y defender los derechos, tanto de humanos como de animales.

Y es que fue gracias a la presión mediática y a la lucha que dimos la sociedad civil organizada que finalmente este jueves 18 de marzo el predio fue liberado por elementos de la Policía de Quintana Roo, y los animales fueron rescatados.

Lamentable­mente, varios animales ya estaban muertos y muchos, muy maltratado­s y en muy mal estado de salud; incluso trascendió que los invasores mataron a algunos para comérselos.

¿Cómo se pudo haber evitado todo esto? Fácil. Simple y sencillame­nte aplicando la ley, pero no la de la selva. Muchísimas personas durante muchos años han estudiado, trabajado y luchado mucho para formular leyes que protejan a los animales y a toda nuestra fauna silvestres. La legislació­n existe, solo hay que aplicarla. No debemos permitir que la cerrazón de algunas personas, la corrupción al interior de las institucio­nes de Gobierno y la ineficacia de las autoridade­s sigan poniendo en riesgo la vida, el bienestar y la conservaci­ón de los animales silvestres. Desgraciad­amente, en nuestro país, igual un pequeño grupo de hombres invade por la fuerza un centro de conservaci­ón que un Gobierno invade una de sus mayores reservas naturales (Tren maya).

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