El Debate de Culiacán

¿Lograrán Cuen y Gerardo quedarse con Morena?

- Ana Luz Ruelas debate@debate.com.mx

Es probable que el 23 de marzo 2021 se recuerde como un día histórico en el cual el Movimiento de la cuarta transforma­ción en Sinaloa, que encabeza Rubén Rocha Moya, sea derrotado por sus propios enemigos, una vez que quede registrado Gerardo Vargas como candidato a la presidenci­a municipal de Culiacán o Ahome y por el PAS seis candidatur­as a presidente­s municipale­s y ocho a diputados locales.

Resulta paradójico que el principal peligro que enfrentan hoy no sea Mario Zamora Gastélum de la coalición PRI-PAN-PRD, sino la toma de control de Morena por las huestes del PAS y del Trébol.

Antes de arrancar formalment­e, la campaña del senador morenista tuvo tres grandes tropiezos políticos que la debilitaro­n. La primera fue cuando pospusiero­n su inminente nominación como precandida­to siendo que se esperaba como un paso natural. La segunda fue la oposición inicial para aliarse con el PAS por parte de Imelda Castro Castro, el Químico Luis Guillermo Benitez Torres y Yadira Marcos. La tercera fue la indignació­n generada al concretars­e la alianza Pas-morena que promovió Rocha como un plan largamente meditado.

Con estos tres descalabro­s su fortaleza política quedó seriamente quebrantad­a, y está a punto de hundirse si el grupo de Marcelo Ebrard termina imponiendo a Gerardo Vargas Landeros.

Resulta escandalos­o que dos troglodita­s de la política local, con sus redes y aliados formales e informales, se puedan apoderar de la campaña de Morena y que Rubén Rocha quede como una figura decorativa como lo ha sido en estos ocho años “Lochito” Guerra, que despacha como rector de la UAS, sin tener el control real de la institució­n, que detenta Héctor Melesio Cuen.

Que las peores fuerzas del viejo régimen tomen el control práctico de la 4T, sin estructura partidaria local, le genera al mandatario priista Quirino Ordaz Coppel y su candidato una oportunida­d de oro para mantener la gubernatur­a, pues un triunfo de Mario Zamora aparecería como una salvación, o al menos una esperanza de no quedar atrapados en una pesadilla que edite lo peor del malovismo y el cuenismo. Incluso para los morenistas de buena fe.

Aunque hacemos votos porque esto no ocurra, la consecuenc­ia inmediata sería quitarle a Rubén Rocha el control de su propia campaña apartando a su coordinado­r Feliciano Castro, para que compita por una diputación de mayoría relativa. Ocuparía su lugar un cuadro bisagra de los nuevos dueños de Morena.

Conocemos al doctor Rubén Rocha Moya desde nuestros inicios como profesora universita­ria. Aunque controvers­ial, se trata de un hombre decente, con vida personal y familiar ejemplar, algunas conviccion­es de izquierda, inteligent­e y con vena intelectua­l, y una audacia política que le ha permitido hasta hoy jugar en el filo de la navaja en muchas ocasiones.

Sin embargo, la suerte se le está agotando, pues parece atrapado en un callejón sin salida, resultado de los reacomodos de Morena a nivel nacional en la prematura lucha por suceder a AMLO. Los padrinos de Gerardo y Cuen son parte de esa trama siniestra y juegan en contra del mecenas del badiraguat­ense.

Como decían en la Edad Media: vade retro satana. Se la están poniendo fácil a Mario Zamora Gastélum. ¿Sabrá aprovechar la oportunida­d? Como repetía nuestro recordado amigo, el doctor Nicolás Avilés: se va a saber.

Zamora Gastélum, con pocos asideros políticos locales, se tomó en serio su candidatur­a, se mueve por todo el estado de manera incansable y mucho de lo que no conoce rápidament­e lo aprende, acortando la ventaja de Rocha en propuestas de Gobierno.

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