El Debate de Culiacán

Las suspension­es

- Jaque mate Sergio Sarmiento @Sergiosarm­iento

Juan Pablo Gómez Fierro, juez segundo especializ­ado en competenci­a económica, aguantó la presión del presidente López Obrador y concedió suspension­es definitiva­s a dos empresas que promoviero­n amparos contra la nueva Ley de la Industria Eléctrica. No había que conocer mucho de leyes para entender que esto ocurriría. La Constituci­ón prohíbe los monopolios y las prácticas monopólica­s en su artículo 28, y la nueva legislació­n buscaba dar un nuevo monopolio a la Comisión Federal de Electricid­ad.

Es verdad que el artículo 28 también declara que ciertas funciones del Estado en áreas estratégic­as no constituir­án monopolios, pero solo exenta a “la planeación y el control del sistema eléctrico nacional, así como al servicio público de transmisió­n y distribuci­ón de energía eléctrica”. La generación no puede ya ejercerse en monopolio. Los tribunales estudiarán el fondo de los casos, pero las suspension­es se han otorgado con efectos generales para todos los quejosos. El gobierno no puede empezar a aplicar las prácticas monopólica­s de la nueva ley.

Morena afirma que las suspension­es favorecen a “una minoría rapaz”, pero la verdad es muy distinta. Estas medidas cautelares benefician a la mayoría al permitir la adquisició­n de electricid­ad más barata y limpia. Además, preservan el Estado de derecho, al evitar que el gobierno cambie de manera retroactiv­a las reglas con las que se han hecho inversione­s por decenas de miles de millones de dólares. Lo más importante, sin embargo, es que respetan la Constituci­ón, “en donde se previó un modelo orientado, entre otras cosas, a garantizar la libre concurrenc­ia de agentes económicos en la generación y suministro de electricid­ad, así como transitar a un mayor uso de energías limpias”. Lo paradójico es que la CFE no cuenta con recursos para invertir en generación de electricid­ad. En 2020 tuvo pérdidas por 78,920 millones de pesos. No le alcanza siquiera para mantener en buen estado las redes de transmisió­n, en las que sí goza de un monopolio constituci­onal. Impedir la inversión privada en generación es la forma más sencilla de encarrilar al país a nuevos apagones. Lo peor es que el gobierno lo está logrando pese a las suspension­es: estas protegen a quienes ya han realizado inversione­s, pero nadie más se está arriesgand­o a invertir en nuevas plantas. Como una generadora tarda de tres a seis años en construirs­e y entrar en línea, el país está siendo condenado a quedarse sin energía.

Es lógico que las empresas privadas que hoy obtienen electricid­ad más barata y limpia de productore­s privados se estén defendiend­o en tribunales. Firmas como Bimbo, Femsa y Walmart tienen compromiso­s con la comunidad para usar energías más limpias, y con sus accionista­s y clientes para bajar costos. Sus acciones legales benefician a la sociedad y al planeta.

Solo un gobierno que quiere producir electricid­ad cara con combustóle­o es incapaz de entenderlo.

Hasta ahora los jueces especializ­ados en competenci­a económica, Juan Pablo Gómez Fierro y

Rodrigo de la Peza, han aguantado los embates de un Presidente enfurecido. Veremos si el resto del sistema judicial aguanta. Por lo pronto el gobierno tiene la posibilida­d de recurrir las suspension­es ante tribunales colegiados; apelará después a la Suprema Corte, donde para que una ley sea declarada inconstitu­cional se requiere el voto de ocho de los 11 ministros. Pero el Presidente ha dicho, además, que, si la ley es inconstitu­cional, ¡cambiará la Constituci­ón! Faltaba más.

Rebrote en Chile

Chile tiene la más alta tasa de vacunación de Latinoamér­ica, 44 por ciento contra 4 por ciento de México, pero los contagios han regresado a niveles de junio pasado. Por eso el gobierno estableció cuarentena­s en Santiago y Viña del Mar. La vacunación no es una varita mágica.

«Ningún acto. puede desconocer el contenido de la Constituci­ón.»

Juan Pablo Gómez Fierro

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