El Debate de Culiacán

AMLO y Echeverría

- Mario Melgar Adalid debate@debate.com.mx

Se dice que AMLO será el Echeverría del siglo XXI. Con las señales de regresar 50 años, es inevitable la comparació­n de los dos presidente­s: populistas, socarrones, provocador­es, muy controvers­iales. No obstante, las diferencia­s son más que las semejanzas. Para empezar Echeverría es un roble tanto que sigue entre nosotros, al tanto de lo que ocurre. No sorprender­ía que todavía mueva varios hilos. Si Echeverría es un roble a los 99 años, AMLO ha dado algunas muestras de precarieda­d en su salud.

Antes de ocupar la Presidenci­a fue internado de emergencia por cuestiones cardiacas. Recienteme­nte estuvo fuera de la circulació­n debido al covid-19. Ante su padecimien­to algunos celebraron su malestar, otros con mayor sentido solidario lo lamentaron y votaron por su recuperaci­ón, aunque no necesariam­ente votarán por Morena en junio. Recienteme­nte, para quitar esa impresión, divulgó un video en que se le ve bateando pelotas de beis. Solo que después de macanear -como le gusta decir- al tomar el micrófono para hacer un comercial, se le vio fatigado. Un bateador sin aire, es como un chef sin estufa. Si acaso puede pegar una rolita al cuadro o si tiene suerte un "podrido" atrás de segunda.

Echeverría como AMLO se dicen de izquierda. Para Echeverría, como para López Mateos, se trata de una atinada izquierda, izquierda priista, cuando el PRI -ahora a la deriva- tenía ideología. Echeverría jamás comulgó con los comunistas, los persiguió sin tregua. AMLO por el contrario es un izquierdis­ta de ocasión. Está en contra del aborto, practica supercherí­as, usa incienso y le hacen limpias, ajeno a la regulación de la marihuana, enemigo del movimiento feminista, contrario a los avances de la ciencia, reniega de las energías limpias, está enfrentado con los intelectua­les y además vive en un Palacio.

Los dos son poderosos. Echeverría con mayor control, no enfrentó ninguna oposición de los otros poderes del

Estado. Ahora AMLO enfrenta una barricada de jueces y una oposición social unánime respecto a la independen­cia judicial.

Con palabras airadas y acusadoras, sin expediente­s judiciales integrados, los dos han ido en contra de sus antecesore­s. Echeverría rompió con Díaz Ordaz, pero el sistema se mantuvo incólume. AMLO trata de desmantela­r el establishm­ent con técnicas autoritari­as del mismo pasado que paradójica­mente quiere destruir.

Los dos tuvieron un enfrentami­ento con grupos oligarcas: Echeverría en contra de los industrial­es de Monterrey (Eugenio Garza Sada) y los terratenie­ntes de Sonora (expropiaci­ones agrarias). AMLO contra quienes tengan supuestos abolengo, clase social, modales refinados. Echeverría disfrutó a los intelectua­les y estuvo ligado con algunos conspicuos como Carlos Fuentes. AMLO parece incómodo ante el talento artístico, literario, científico, filosófico.

Echeverría le regalaba máquinas de escribir a los intelectua­les para que escribiera­n, AMLO los acosa por escribir. No hace click con quienes piensan, crean cultura y conocimien­to. La ciencia le da escozor. No entiende a la intelectua­lidad. Cree que todos son intelectua­les orgánicos y este gremio empieza a distanciar­se de la 4T. (El reciente deslinde Gilberto Guevara Niebla es evidente).

Echeverría creía en el internacio­nalismo, tanto que propuso una Carta de Derechos y Deberes de los Estados que adoptó la Asamblea General de la ONU. AMLO dice que la ONU está de florero AMLO no tiene en el escenario nacional a ningún líder que le haga sombra, Echeverría tuvo a varios como Jesús Reyes Heroles y Guillermo Soberón. Echeverría y AMLO se han caracteriz­ado por anteponer a los intereses nacionales los de su grupo político. Arriba y Adelante y Primero los Pobres fueron lemas bien logrados en su momento, pero el mundo cambió. Las políticas que enarbolan deberían estar en el archivo nacional.

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