Versos del Cosmos
El meteorito de aproximadamente 20 toneladas, que en 1958 llegó al Centro Cívico Constitución Culiacán y fue nombrado como meteorito El Bacubirito, es el punto de partida para Versos del Cosmos, una muestra formada en su mayoría por artistas mexicanos y curada por Kosmica Institute
Se tenía que hacer una verdadera exploración para poder ver el meteorito en el pozo. El terreno era difícil, tenía una profundidad de seis metros aproximadamente, la única opción era una vista parcial desde arriba. Para su traslado se contó con un grupo de herreros y equipo especializado para carga pesada; excavaron alrededor de la roca y entre varias grúas lo subieron a la cama baja de un tráiler, para transportarlo a Culiacán. Su ingreso a la ciudad fue todo “un acontecimiento de vida” (1). Ahora, ese gigante de aproximadamente 20 toneladas, que en 1958 llegó al Centro Cívico Constitución Culiacán y fue nombrado como meteorito El Bacubirito, es el punto de partida para Versos del Cosmos, una muestra formada en su mayoría por artistas mexicanos y curada por ≋osmica Institute como parte de un proyecto que inició hace 10 años, en los túneles del subterráneo de Londres, y que ahora se encuentra en el museo Materia. El interés de ≋osmica en reunir a los artistas que conforman Versos del Cosmos es brindar un marco de exploración desde el arte, el misterio y el asombro, que siempre hemos tenido por estos visitantes del universo, en cada una de las obras (2). En el ámbito sonoro, la exploración se da en su relación con el espacio y el tiempo. Los lugares donde los meteoritos han impactado y su encuentro con los entornos vivos de la Tierra, incluyendo las culturas humanas (3), son algunos de los puntos de partida que toma Sideral, obra creada por Marcela Armas y Gilberto Esparza en colaboración con Diego Liedo y Daniel Llermaly. En él la búsqueda se da a partir de la creación de un evento acústico, mediante la lectura e interpretación del campo magnético de meteoritos metálicos caídos en diversas partes de la tierra. Aquí se transforman las ondas electromagnéticas, recogidas de la superficie de los meteoritos, en ondas sonoras para crear experiencias sensibles relacionadas con la memoria de estos cuerpos celestes (4). La pieza nos brinda un espacio de contemplación de lo que simboliza la finalización de una trayectoria de milenios, desde quién sabe dónde, y lo que sufrió al perder todo ese magnetismo al entrar a la atmósfera terrestre para, enseguida, ser reescrito por un péndulo que baja desde una distancia de 11 metros de alto, dando lectura al Bacubirito, como cuerpo extraterrestre encontrado en 1863 en el poblado El Ranchito y que se exhibe en el Museo Materia desde su reapertura.
Los artistas del equipo del proyecto Sideral mencionaron que el nombramiento del meteorito no corresponde al lugar del impacto, lo cual hace visible la falta de agencia política de la época y el desconocimiento social del poder simbólico del hallazgo, ya que marca la historia de otro pueblo en el estado y no empoderó con precisión al lugar donde se encontró. Estas connotaciones se hacen visibles gracias al trabajo de investigación de los procesos de producción artística y científica.
Hollow moon rings like a bell, de Amada Miller, nos enfrenta a imaginar la forma del sonido de los pesados metales contra la fragilidad del vidrio, como material vulnerable contra el hierro. Miller lleva a reflexionar sobre la importancia de permanecer, pero, por otro lado, también la de volver accesibles los recursos de un territorio “cargados de interpretaciones, especulaciones y manipulaciones políticas” (5), ideas que llevan a pensar en los conflictos que se volvieron cotidianos en Culiacán.
Estoy aquí, con el poema que Amor Muñoz imprimirá en tercera dimensión: Walk in silence / Don’t walk away, in silence / See
the danger / Always danger / Endless talking / Life rebuilding / Don’t walk away / Walk in silence / Don’t turn away, in silence / Your confusion / My illusion. (Video atmospherejoy Division).
Mi poema de amor para ser interpretado por un algoritmo; pasará de ser un texto a convertirse en una roca impresa en 3D. Amor Muñoz propone una experiencia estética que explora una serie de trabajos basados en la observación del cielo, de la mano de la poesía.
Enseguida se encuentra Gea, de Emilio Chapela, quien presenta un microuniverso, cuerpos hechos con níquel, hierro y sílice, elementos que se encuentran en los meteoritos (7), una serie de piezas que se enmarcan con mayor tendencia dentro de los aspectos formales del arte contemporáneo y del arte clásico; las formas parecieran aludir a misiles o a un recorrido en otro planeta donde especulamos encontrar recursos para cuando el deshielo nos alcance y tengamos que huir antes de la extinción humana. Recordemos que las constelaciones son imágenes e historias que construimos en semejanza a lo que existe en la Tierra, y que el pensamiento del hombre blanco se ha utilizado para significar estos espacios dentro del imaginario. La NASA, Hollywood o Netflix constantemente desarrollan representaciones de conflictos socioculturales a los que nos enfrentamos y que no nos representan en una totalidad, subjetiván
donos desde su constructo de sueño americano (8). ≋osmica, por ejemplo, se ha enfocado en analizar la palabra colonia con el uso de la noción blanca de futuro, preguntándose: ¿estamos aprendiendo de nuestros errores en la Tierra o simplemente trasladando nuestra cultura de extracción a nuevos territorios? (9)
El proyecto Meteoro de
Bohr, de Ale de la Puente, propone imaginar cómo todo lo que conocemos en la Tierra tiene un origen lejano en las estrellas. La materia como la conocemos está compuesta por diferentes mezclas de elementos, muchos de los cuales se han producido en supernovas y otros eventos cosmológicos (10). Cabe señalar que estas rocas son historias de los orígenes del universo, pero también son un recordatorio de la fragilidad de la vida (11). ¿Cuál es la importancia del encuentro entre seres para que las cosas sucedan? Ale de la Puente encuentra
una respuesta a través de su pieza, cuando las partículas están separadas de los elementos no pasa nada, pero cuando estos caen y se mezclan es cuando se produce un mundo (12). Creo que el cuestionamiento de Ale de la Puente enfatiza el hecho del porqué es necesario brindarle al espectador imágenes potentes, casi explosivas. Los artistas contemporáneos son más místicos que racionalistas, sus exposiciones logran estos misticismos, son un diálogo de actualización constante de la distribución y circulación de imágenes como significantes de representación cultural. Se dice que el arte conceptual puede llegar en segundos a conclusiones a las que la lógica no puede llegar (13). Aprender a ver va más allá de lo superficial, es un ejercicio, y visitar las exhibiciones siempre es un buen pretexto para ejercitarse.
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Aprender a ver va más allá de lo superficial, es un ejercicio, y visitar las exhibiciones siempre es un buen pretexto para ejercitarse.