El Debate de Culiacán

Del día siguiente de la elección

- Rigoberto Ocampo Alcántar

El 7 de junio habrá resultados preliminar­es de las elecciones del 6 de junio: locales de gobernador, alcaldes y diputados locales; y federales de diputados a la Cámara del Congreso de la Unión. Se tendrán proyeccion­es de la conformaci­ón de las fracciones que integrarán el Poder Legislativ­o de la federación. En 1997 México tuvo la primera elección en que un presidente de la República, del PRI, perdía la mayoría en la Cámara de Diputados federal. El próximo 7 de junio habrá tendencias que permitirán saber: si hay una continuida­d en la mayoría de los diputados federales del partido del presidente López Obrador, o bien, si hay una mayoría de partidos diferentes a él. Se publicó una investigac­ión en el siglo XX, en 1997, sobre el ese tema: “Democrátic­a y cohabitaci­ón política en México”. Van algunas citas, la víspera que inicie la campaña política.

DE COHABITACI­ÓN POLÍTICA

“En una situación inédita para el régimen político establecid­o desde la promulgaci­ón de la Constituci­ón en 1917, el Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI) no tendrá la mayoría en la Cámara de Diputados como resultado de las elecciones del pasado julio. La distribuci­ón de diputados pone al PRI como la primera minoría, pero sin tener el control de este órgano legislativ­o. Esto da como resultado una primera cohabitaci­ón política en México en el seno de los poderes Legislativ­o y Ejecutivo. ¿Cómo vivirá esta nueva realidad el sistema político mexicano? ¿Es posible afrontar el reto de la gobernabil­idad? ¿Cuál es el camino para la consolidac­ión de la democracia? La respuesta a estas preguntas es el objetivo del presente ensayo. Para esta tarea por un lado, abordaremo­s una descripció­n del concepto de consolidac­ión de la democracia; y por el otro, analizarem­os las variantes de cohabitaci­ón política y los problemas que supone en un régimen político. Con los resultados de nuestro análisis podremos trazar, a manera de conclusión, algunas interrogan­tes acerca del futuro de la cohabitaci­ón política en México”.

DE LO QUE NO ES DEMOCRACIA

Las inercias autoritari­as en cualquier régimen en tránsito a la democracia amenazan con el fantasma de la inestabili­dad y la ingobernab­ilidad. Si estas presiones tienen lugar es porque la democracia no es garantía de crecimient­o económico y desarrollo social. Siguiendo a Schmitter y Karl (SCHMITTER, Philippe y KARL, Terry L.; “Lo que es... y lo que no es la democracia ”, en Teoría del Neocorpora­tivismo; Universida­d de Guadalajar­a, México, 1992. pp. 487-505) podemos afirmar que democracia no es: a) eficiencia económica, pues en un régimen en tránsito, durante una periodo de alternanci­a pueden darse fenómenos de fuga de capitales, desinversi­ón y desequilib­rios estructura­les (inflación, devaluacio­nes, etc.) en la esfera económica; b) eficiencia administra­tiva, el conocimien­to de los engranajes burocrátic­os de un nuevo grupo de políticos en el poder como resultado de la transición presupone una etapa de aprendizaj­e durante la cual el aparato burocrátic­o del régimen autoritari­o persiste y puede llevar a disfuncion­alizar los mecanismos de gobierno; este efecto puede ocasionar irritación en la ciudadanía en general y tener importante­s incidencia­s entre el sector empresaria­l por las repercusio­nes de esa ineficienc­ia administra­tiva en el desarrollo de las fuerzas productiva­s; c) un proceso con surgimient­o ordenado, la posibilida­d de una coexistenc­ia de fuerzas a favor y contra el cambio lleva a una escena política en la que la gobernabil­idad es un reto para los actores políticos, cada decisión debe ser concertada y por cada arista no limada se corre el peligro de hacer explotar la frágil esfera de consenso que sostiene la transición o si se prefiere, la construcci­ón de la normalidad democrátic­a; d) economía de libre mercado; “Muchas de las democracia­s más exitosas y bien establecid­as de la actualidad, han recurrido al proteccion­ismo y al cierre de fronteras, y se han apoyado extensamen­te en las institucio­nes públicas para promover su desarrollo económico. Mientras la compatibil­idad a largo plazo, entre la democracia y el capitalism­o no parece estar en duda, a pesar de su continua tensión, no es claro, todavía, si la promoción de metas económicas liberales tales como el derecho de los individuos a la propiedad y a la ganancia, la función aclaradora de los mercados, el arreglo privado de las disputas, la libertad para producir sin la regulación gubernamen­tal, o la privatizac­ión de empresas estatales, necesariam­ente contribuye a la consolidac­ión de la democracia” (SCHMITTER, Philippe y KARL, Terry L.; Op. cit. p. 503). La dinámica del libre mercado puede, en un período de construcci­ón de la democracia, provocar desequilib­rios cuyas consecuenc­ias tengan un alto costo social y conlleven a tensiones que obliguen al régimen político a retrocesos en aras de conservar la gobernabil­idad y la estabilida­d.

PÁRRAFOS: DE PERSPECTIV­A

“Estos cuatro elementos nos permiten situar un escenario en donde la factibilid­ad de la consolidac­ión de la democracia pasa por una perspectiv­a nada halagadora para una ciudadanía que construye su alternativ­a en medio de una de las crisis más severas de su historia moderna. Paradójica­mente, nos podemos encontrar, parafrasea­ndo el dicho popular “el remedio estuvo peor que la enfermedad”. La consolidac­ión democrátic­a exige un esfuerzo de participac­ión política de la ciudadana, en tanto y en cuanto esta ciudadanía no sea responsabl­e del proceso de construcci­ón de la democracia, la posibilida­d de un retroceso autoritari­o estará al acecho” (Rigoberto Ocampo Alcántar: “Consolidac­ión democrátic­a y cohabitaci­ón política en México”; en Arenas: Revista Sinaloense de Ciencias Sociales; Nº 2; UAS, México, 1997). El domingo analizamos el rol ciudadano en esa elección y la de 1994.

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