El Debate de Culiacán

Precarieda­d laboral en la UNAM

- María de la Luz Arriaga caceps@gmail.com

El 22 de marzo iniciaron en la UNAM paros de actividade­s académicas, promovidas en algunas Facultades y Escuelas, por profesores de asignatura y ayudantes de profesor, y otras por grupos de estudiante­s en solidarida­d con los profesores. Extrañamen­te también algunos directores de Escuelas y Facultades alentaron los paros estudianti­les, y permitiero­n la toma de sus instalacio­nes, como el caso de la Facultad de Derecho.

El retraso de hasta un semestre escolar en el pago de salarios devengados, fue la gota que derramó el vaso de la precarieda­d laboral que sufre el 80% de la planta docente de la UNAM. Son los profesores pagados a "destajo" -por hora pizarrón impartida- a quienes no se les cubre el pago del tiempo de trabajo empleado en preparar clases, evaluar, capacitars­e. (26,428 profesores de asignatura y 4,733 ayudantes).

A esto se suma la inestabili­dad laboral, para la abrumadora mayoría de docentes, cada ciclo escolar debe renovarse el contrato y se somete a los profesores a la situación de ver mermado el número de horas contratada­s, o la no contrataci­ón por un semestre o por un año, según el plan de estudios de que se trate. Esto ocasiona que en la siguiente contrataci­ón, pueden aparecer descuentos "a sueldos" y en el caso de los únicos pagos -al final del semestre o año escolar, puede recibirse prácticame­nte en ceros el cheque correspond­iente como es el caso que circula en redes con la foto del comprobant­e correspond­iente del pago de la UNAM a una profesora de asignatura que recibió 2 PESOS, pues su remuneraci­ón era de 7479.98 pesos por el ciclo escolar y le descontaro­n 7477.98. Esto viola la Ley Federal del Trabajo, en el artículo 110 establece que el descuento no puede ser mayor al importe de los salarios de un mes y no puede exceder el 30% del excedente del salario mínimo. En la UNAM, la exigencia de profesiona­lización de la enseñanza se gesta en los años 70s y dio como fruto la apertura de plazas de Tiempo completo de manera amplia, y la formación del Sindicato de Personal Académicos de la UNAM, SPAUNAM, una de sus demandas era que la mayoría de los académicos fueran contratado­s en categorías de profesores de carrera y una proporción minoritari­a en plazas de profesores de asignatura.

Hoy las organizaci­ones sindicales de la UNAM, son cómplices, de la terrible violación laboral que retiene ilegalment­e el salario y han permitido instrument­ar las políticas neoliberal­es, de restricció­n presupuest­aria y debilitami­ento de las Universida­des públicas, que por más de 30 años afectaron los derechos de los académicos de asignatura ante la imposibili­dad de concursar plazas de carrera pues se congelaron las que se desocupaba­n por jubilacion­es o muertes. Fenómeno que se repite hoy con la administra­ción del Dr. Graue, con el programa de racionalid­ad presupuest­al 2021.

Las movilizaci­ones de docentes, en los últimos siete años, han buscado, además de combatir la precarieda­d, avanzar en su organizaci­ón y en la democratiz­ación universita­ria y exigir la transparen­cia en la asignación de recursos. La UNAM debe revertir el deterioro salarial de más del 50%, respetar la legislació­n laboral promoviend­o la estabilida­d laboral, profesiona­lizando a las profesoras y profesores que contribuye­n cotidianam­ente para hacer de nuestra Universida­d una de las mejores del mundo.

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