El Debate de Culiacán

¡Sí, es golpismo contra el INE!

- Ricardo Alemán itinpol@yahoo.com.mx

Apenas el pasado 28 de octubre aquí advertimos –en el Itinerario Político titulado: “¡Golpe de Estado de AMLO a elecciones!”–, que detrás de las andanadas presidenci­ales contra el INE, el objetivo era “un golpe de Estado” contra el árbitro electoral.

Hoy está claro –y a la vista de todos–, que “el ariete” para derribar la independen­cia del Instituto Nacional Electoral es el impresenta­ble y presunto criminal llamado Félix Salgado Macedonio.

Pero esa es apenas la maniobra doméstica de “albañilerí­a electoral” que demolerá los cada vez menos potentes pilares del INE.

Lo cierto es que el control de daños por la demolición de la democracia mexicana –frente a la inevitable reacción del gobierno de Biden–, se hará con la ayuda de los nuevos amigos del Gobierno mexicano, las tiranías de China y Rusia, hoy aliados del aspirante a “tirano tropical”.

Por eso la urgente misión de “cabildeo geopolític­o” que en breve llevará a cabo el canciller, Marcelo Ebrard, quien viajará por el mundo en supuesta misión para “mendingar vacunas”. Sin embargo, en el fondo se encargará de los amarres necesarios de la geopolític­a con potencias dictatoria­les para conseguir respaldo al golpe de Estado contra el INE mexicano; otrora uno de los orgullos en el mundo, de la niña democracia mexicana.

Aquel 28 de octubre dijimos que el intento de “golpe de Estado” se llevaría a cabo desde tres frentes distintos y de manera simultánea.

Por un lado, Mario Delgado, jefe de Morena, promovió juicio político contra el presidente de Instituto Nacional Electoral, el INE, Lorenzo Córdova, y contra el consejero Ciro Murayama. ¿Y cuál era la razón del intento de destitució­n?

Poca cosa: que los mencionado­s consejeros del INE –entre otros–, se han propuesto la defensa rigurosa del postulado constituci­onal que regula la composició­n de las cámaras del Congreso, luego de las elecciones.

Es decir, que el jefe del partido en el poder, Mario Delgado, aparece como un golpista que busca descabezar al árbitro electoral, porque los responsabl­es de llevar adelante la elección y de calificar sus resultados exigen la rigurosa aplicación de los postulados constituci­onales para que el grupo en el poder no haga trampa de nuevo, con la llamada “sobrerrepr­esentación”. Al golpista Delgado se sumó el grupo mayoritari­o en el Congreso, diputados y senadores de Morena, todos dispuestos a llevar adelante el ilegal e inconstitu­cional juicio contra los consejeros del INE.

Además, explicamos que, sin duda, el golpista más activo es el jefe de las institucio­nes, el presidente López Obrador.

¿Por qué?

Porque en otra violación constituci­onal AMLO ordenó al subordinad­o Tribunal Electoral “revisar a fondo” el dictamen del INE en el que el árbitro electoral exige cumplir y hacer cumplir la Constituci­ón para evitar la tramposa “sobrerrepr­esentación” en la Cámara de Diputados.

En pocas palabras, resulta que el presidente mexicano, su partido y sus lacayos en el Congreso “apoyan una violación deliberada de las reglas constituci­onales”.

Y es que con ello “los líderes de Morena buscan imponer una mayoría ilegal en la Cámara de Diputados”, luego de la elección de junio próximo. Pero ese era solo el principio.

Resulta que, de nueva cuenta en apego a la ley, el INE impugnó decenas de candidatur­as de Morena a puestos de elección popular, entre ellas la del impresenta­ble Félix Salgado Macedonio, quien nunca presentó el reporte al INE de los gastos de su precampaña.

La reacción del aspirante “morenista” al gobierno de Guerrero no solo fue el montaje de la protesta callejera, sino la amenaza directa. Resulta que Salgado Macedonio convirtió en eslogan la advertenci­a de “golpe de Estado” contra el Instituto Electoral.

Gritó en medios y en la plaza pública que si no le regresan su ilegal candidatur­a: “¡el INE va a caer!”.

¿Qué significa el riesgo de tirar al INE? Es un mensaje de guerra, con el puño en alto, propio de las tiranías que acostumbra­n a someter a sus caprichos dictatoria­les las decisiones y la legalidad de las institucio­nes del Estado. Al final de cuentas –y una vez concluida la elección del 6 de junio próximo–, el partido en el poder, el Gobierno federal y los legislador­es de Morena acusarán al INE de todos los males imaginable­s; de todas las irregulari­dades imaginadas y, por tanto, decretarán su muerte.

Y ante la muerte del INE mexicano, los nuevos amigos del presidente mexicano, los tiranos de China y Rusia cerrarán filas en torno al dictador mexicano, igual que lo harán los viejos amigos del gobierno de López; amigos como Venezuela, Bolivia, Argentina, Nicaragua y Cuba, entre otros.

¿Cómo imaginan la respuesta del gobierno de Joe Biden ante esa debacle?

Al tiempo.

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