El Sinaloa que queremos
¿ Cómo construir un mejor Sinaloa? Es la pregunta y el reto que creo que muchos de nosotros nos hacemos y nos enfrentamos todos los días.
Todo empieza por nosotros primeramente, aportando lo mejor de nosotros para una mejor convivencia, siendo productivos y felices.
Sinaloa tiene enormes retos, eso no está en duda. Sus actividades primarias como la agricultura, pesca y ganadería representan en la actualidad la columna vertebral de una equilibrada bonanza, tan es así que este importantísimo sector nos ha mantenido a flote en lo que va de la pandemia. A Sinaloa no le ha ido tan mal en su economía y en mantener el nivel de empleo, reflejo de un indicador importante que da para comer a diario a las familias de este bello estado. Tenemos enfrente un futuro que entre todos hay que construirlo, sectores como la industria en los giros de alimentos, manufactura, minería y turismo, además del sector comercio, seguirán siendo importantes y el soporte de nuestra economía; esto ha sido la vocación histórica de nuestro estado.
Sin embargo, la estrategia de la promoción de nuevas inversiones que generen mayor riqueza e incrementen el Producto Interno Bruto de Sinaloa tiene que ir encaminada a nuevas vocaciones, a transformar la riqueza y explorar nuevas rutas que den oportunidades de desarrollo industrial y que ocupen a miles de jóvenes, profesionistas y personas con oficios de alta calidad con los que cuenta nuestro estado.
No hay que descubrir el “hilo negro” en un Sinaloa donde la producción de alimentos es de primer nivel. Sus empresarios y agricultores pueden dar el siguiente paso de procesar industrialmente lo que el mar y la tierra les brinda, incursionar en el valor agregado de estos productos; y el estado haciendo su parte, incentivando la inversión y los proyectos productivos.
El potencial en la industria de autopartes de automóviles, de software en el segmento de las tecnologías de la información, del sector naval, de la biotecnología, aeroespacial, automotriz, petroquímica, entretenimiento, industria médica, energía renovable, electrónica, la producción de nuevos cultivos como los arándanos, cítricos y agave, y la implementación de sistemas de siembra de cultivos de moluscos y bivalvos, son nuevos horizontes que ya se están explorando. Está a nuestro alcance, se ha intentado por décadas dar ese paso, pero hoy lo tenemos más cerca, las condiciones están dadas, el insumo del gas natural disponible para que se instalen industrias de todo tipo, energía eléctrica, agua suficiente con 11 ríos, dos puertos marítimos importantes como lo son Topolobampo y Mazatlán, y una nueva generación de empresarios, agricultores, ganaderos, industriales de la pesca y emprendedores lo harán posible. En nuestras manos está decidir hacia qué rumbo queremos dirigir este barco que se llama Sinaloa.
Hoy día las economías en el mundo están interconectadas, las grandes potencias como China y Estados Unidos arrastran a las demás, los tratados de comercio bilateral entre países no pueden echarse por la borda. Nuestro país, dependiente de los Estados Unidos por su cercanía y por ser su principal socio comercial, debe continuar avanzando, fomentando, impulsando, promoviendo y apoyando la inversión de otros países e incentivando a connacionales que hagan lo propio.
Sin nuevos proyectos de inversión no habrá crecimiento ni generación de nuevos empleos que ocupa el país. Lo que haga Estados Unidos por sus connacionales lo hará por ellos, de rebote nos tocará algo, pero nuestro país debe hacer lo propio, atraer a inversionistas, mantener la confianza y generar riqueza para todos, atendiendo todas las regiones del país. Tan importante y necesario es erradicar la desigualdad que existe en México con verdaderos programas que den resultados y ayuden a valerse por sí mismos a los más de 62 millones de pobres, como no descuidar territorios de nuestro país que sostienen con sus actividades productivas la economía de México.