La ley de jerarquía
Hemos estado tratando las diferentes leyes naturales que rigen a toda la existencia, tanto visible como invisible, presentes en todos los espacios de la creación, y que son irrevocables, invariables y eternas. Son factores constantes propios en las cosas tales como la naturaleza y la vida misma, que están presentes querámoslo o no, desde el principio de los tiempos, por tanto, no son creación del ser humano ni responden a su voluntad, sino que son producto de la inteligencia suprema que está presente en todo el universo. Los grandes hombres observadores, como Hermes Trimegisto, otros eminentes analistas, así como escuelas de misterios tradicionales, han estado recogiendo y enunciando esas leyes, y las ponen en nuestro conocimiento para que cobremos consciencia de ellas, las respetemos, las cumplamos y así logremos vivir en armonía con todo lo que nos rodea, para beneficio nuestro y de nuestra felicidad. El hecho de no conocerlas o no tomarlas en cuenta es lo que nos trae desarmonía, fracasos, disgustos y conflictos con el universo. Otra de ellas es la ley de jerarquía, que nos dice que “todo ser o cosa existente está subordinado a todo aquello que es superior en grado evolutivo y tiene poder o mando sobre lo que les inferior en la escala de evolución”. El típico ejemplo es que los minerales son la materia más burda, menos evolucionada y subordinada a los vegetales que ya pueden crecer y reproducirse, pero los animales son superiores, que pueden desplazarse, y el ser más evolucionado, el jerarca, es el ser humano que ya piensa y sabe que sabe. Lo mismo está presente en todos los ámbitos, y debemos observarlo, reconocerlo y respetarlo. Siempre hay alguien o algo más avanzado en algún aspecto. En todas partes hay jerarquías y es de sabios vivir entre ellas.