Otro aprendizaje
Marcos Miranda mirandagil55@hotmail.com
Cada día se ve más cercana la posibilidad del regreso a clases presenciales. Cada vez es más probable la oportunidad del reencuentro con la vida social indispensable para el pleno desarrollo educativo de los estudiantes. La luz del túnel esta más visible y con ello también se hace palpable una circunstancia poco valorada por su abundancia… la riqueza de la vinculación humana. El trago ha sido amargo; vivir confinado es el último de los recursos para salvar la vida, pero también el último de los requisitos deseables para alguien como nosotros nacidos para ser libres. El aprendizaje ha sido profundo porque fue producido por un factor no contemplado, imprevisto y no deseado. Millones de individuos enclaustrados por tanto tiempo dejarán atrás lo experimentado y deberán integrarse con compañeros y amigos que ya no son los mismos; todo cambió porque nada permanece quieto. Se calculan cinco millones de deserciones en el mundo de la educación formal. El costo es alto, las consecuencias también, pero la necesidad de avanzar, progresar, crecer y desarrollarse es mucho más elevada y válida que nunca. Los saldos, sin embargo, apuntan al entusiasmo, a la energía redoblada, a la seguridad de que entre todos se pueden reconstruir escenarios y regresar a la confianza debilitada pero no perdida. Soplan vientos de optimismo y esa es buena señal; la vida está más próxima a la vida y eso es un gran estímulo para la siguiente jornada que quizás sea igual o peor con la diferencia de que ahora ya sabemos más sobre cómo enfrentarla porque ya aprendimos que lo mejor que tenemos son los nuestros… los más próximos.