El Debate de Culiacán

¡Eligió la indignidad y es la víctima del dictador!

- Ricardo Alemán itinpol@yahoo.com.mx

Gracias, porque los gritos de su silencio les confirman a los ciudadanos, en general, y a los especialis­tas del derecho, en particular, que es indigno de ocupar el cargo no solo de ministro de la Corte, sino de presidente del Máximo Tribunal!

Gracias, porque –como dijo Winston Churchill–, le dieron a elegir entre la indignidad de avalar la dictadura de López o la grandeza de estadista y usted, ministro Saldívar, no solo eligió la indignidad, sino que hoy mismo es la primera víctima del dictador.

¡Gracias, porque cada minuto que pasa en silencio –luego que el Senado de la República avaló la inconstitu­cional ampliación de su cargo de presidente a seis años–, usted avala que lo suyo, lo verdaderam­ente suyo, no es el respeto a la Constituci­ón, sino el servilismo al dictador López Obrador! ¡Gracias, señor Saldívar, porque su silencio confirma lo que muchos se negaban a creer; que usted avaló el “golpe de Estado” a la Corte, ordenado desde Palacio, a cambio de migajas de dos años más al frente de una Corte indigna; violada de manera tumultuari­a, igual que usted y todos los ministros violan la Constituci­ón!

¡Gracias, ministro, porque su silencio ratifica su incongruen­cia frente al respeto a la Constituci­ón que usted, los presidente­s y todos los legislador­es juraron respetar y hacer respetar! ¡Gracias, ministro Saldívar, porque con su silencio reitera lo que muchos decían de usted; que más que garante de la Constituci­ón y de sus leyes, usted es un vulgar tinterillo al servicio del dictador!

¡Gracias, porque su silencio confirma no solo su complicida­d con el golpista de Palacio; sino que fue parte del “golpe de Estado” contra la Corte; complicida­d que lo coloca ya desde ahora en lo más pestilente de la historia; en el basurero de la historia!

¡Gracias, porque su silencio, señor Saldívar, confirma que usted prefirió no la grandeza de un estadista y tampoco la virtud del hombre de leyes que defiende la Carta Magna; gracias porque al rechazar la puerta gloriosa de la historia se quedó en el lugar que siempre ha ocupado; el de los traidores a México y a los mexicanos!

¡Gracias, ministro Saldívar, porque su silencio les grita a todos los mexicanos que la democracia ha muerto y que usted, junto con el dictador Obrador y el también traidor Monreal, son los responsabl­es de la muerte de la democracia constituci­onal!

¡Gracias, señor Saldívar, porque usted estará en la historia no solo como el mayor culpable de violentar la Constituci­ón, sino de acabar con la división de Poderes, con el presidenci­alismo y culpable de la instauraci­ón de una dictadura que llevará a la ruina al país!

¡Gracias, porque a pesar de las graves violacione­s constituci­onales para mantenerlo en la presidenci­a de la Corte, usted, señor Saldívar, confirmó que tiene dueño, el tirano López, que una y otra vez defiende como legal y constituci­onal su ampliación de mandato!

¡Gracias, señor Saldívar, porque su silencio se escuchó en el mundo entero y porque gracias a ese silencio de complicida­d –silencio de toda la Corte–, el mundo entero entiende y advierte sobre el riesgo de la naciente dictadura de López Obrador!

¡Y gracias, ministro Saldívar, porque su reelección al frente de la presidenci­a de la Corte, abre la puerta a la reelección del dictador López, lo que confirma todo lo que aquí advertimos por años!

Y es que, en efecto, al ministro Saldívar se le dieron a elegir entre la indignidad de avalar la dictadura de López Obrador y la grandeza del hombre de Estado.

Sin embargo, Arturo Saldívar eligió la indignidad y, sobre todo, ya es la primera víctima del dictador Obrador. Al tiempo.

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