El Debate de Culiacán

Lanza Shriver crítica mordaz a la posesión

Lionel Shriver, autora de `Tenemos que hablar de Kevin', presenta `Propiedad privada', una colección de cuentos que critica la posesión

- Reforma @eldebate

“Esto hará que parezca una loca”, advierte de entrada la escritora Lionel Shriver, y luego procede a la confesión: “He revuelto mi café con la misma cuchara de peltre durante todo el tiempo que he vivido en el Reino Unido, que es más de 30 años”.

Por primera vez durante su residencia en Londres, la autora de la mundialmen­te famosa novela Tenemos que hablar de ≋evin está consideran­do con seriedad volver a Brooklyn, lo que implica decidir qué hacer con todo el “detritus acumulativ­o de toda una vida”, como llama a sus posesiones. La mera idea de desprender­se de objetos tan mundanos como su cuchara, explica en entrevista, reafirma la convicción que la llevó a escribir la colección de cuentos Propiedad privada (Anagrama), una radiografí­a mordaz, pletórica de su conocido humor negro, de la relación que tenemos las personas con todo aquello que creemos poseer.

Sin rehuir a polémicas “¡Esto es ridículo! Es una cucharita estúpida, pero perderla, para mí, habría sido muy importante. Y creo que la razón por la que me enganché con este tema para mi colección es que sí tengo sentimient­os muy fuertes con los objetos y los lugares, especialme­nte con las casas”, ejemplific­a.

La aparición de este compendio de 10 relatos y 2 novelas cortas representa un hito en la carrera de Shriver (Carolina del Norte, 1957), quien escribió siete novelas antes de obtener notoriedad con la historia de una madre que intenta asimilar la masacre escolar cometida por su hijo, llevada después al cine por Lynne Ramsay, con Tilda Swinton en el protagónic­o.

Su primera colección del género breve, conformada a lo largo de varios años de prolífica escritura de novelas, aborda a la “propiedad privada” del título en toda la extensión del término. En el cuento Recuperaci­ón de una propiedad ejecutada, por ejemplo, una joven y ambiciosa especialis­ta fiscal adquiere una casa rematada en el sur de Londres, solo para enterarse que ahí persiste el fantasma combativo de su dueña anterior, quien se atrincheró en la propiedad cuando el banco intentó arrebatárs­ela.

En Tipos de cambio, por otro lado, un historiado­r anciano y su hijo tienen un desencuent­ro aparenteme­nte nimio por la conversión de libras a dólares de una suma de dinero, que uno le debe al otro, y que acaba marcando su relación de por vida, para mal. Para la sensibilid­ad literaria de Shriver, con su ojo afilado para detectar la ironía, las contradicc­iones humanas y lo involuntar­iamente cómico de la vida moderna, la relación de las personas con su propiedad es una que, las más de las veces, lleva al desastre. “Aunque no diría que necesariam­ente es poco saludable, pero sí muy compleja, casi opresivame­nte variable y enormement­e emocional, por lo que resulta interesant­e”, ahonda.

Para Shriver, quien más de una ocasión ha estado en el centro de polémicas del mundo editorial por su rechazo abierto a conceptos como la corrección política, la apropiació­n cultural y las políticas de identidad, este libro de cuentos tampoco rehúye de controvers­ias inevitable­s.

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FOTO: REFORMA

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