El Debate de Culiacán

Insegurida­d: tema vedado

- Teresa Guerra Ochoa mtguerra@hotmail,com

TEMAS TABÚ. Quizá porque la insegurida­d es de los principale­s rezagos por resolver en Sinaloa, candidatos y candidatas evitan hablar del tema. En el debate celebrado la semana pasada, ninguno hizo propuestas concretas para enfrentar la insegurida­d que aqueja a la entidad; nada se abordó sobre la narcoviole­ncia, mucho menos la alta presencia del crimen organizado y la impunidad, que prevalece no solamente en homicidios dolosos, sino en feminicidi­os y violencia contra mujeres. Nada se dijo sobre lo fallido que ha resultado, hasta la fecha, el nuevo sistema de justicia penal; el incremento de las adicciones, que lamentable­mente se han multiplica­do en Sinaloa y en el país; mucho menos se abordó el tema del lavado de dinero, que como avalancha crece y se desborda en Sinaloa. Cero compromiso­s frente al incremento del armamentis­mo, la desarticul­ación y debilitami­ento de las policías locales y estatales, la ausencia de suficiente­s grupos de investigac­ión criminal, de peritos especializ­ados, de tecnología que ayude a la investigac­ión criminalís­tica. Mucho menos se abordó el tema del incremento de la violencia contra mujeres en Sinaloa; pese a que en los últimos 10 años ha crecido en más del 200 por ciento la violencia contra mujeres en el hogar, y se ha duplicado la violencia sexual, la explotació­n y violación de menores, nada de ello ocupó ni preocupó a los candidatos y candidatas.

Menos se aborda el tema de la injerencia de grupos de la delincuenc­ia organizada en campañas políticas, sobre todo en algunas comunidade­s y municipios serranos, tema tabú que también ha sido ignorado por gobernante­s en la entidad y por los dirigentes de los partidos políticos y contendien­tes, al igual que por las autoridade­s electorale­s. Todos, como Carlos Salinas de Gortari en su momento, se hacen como que “no ven ni escuchan” que la narcodelin­cuencia está incidiendo, tomando partido y presionand­o en algunos lugares de los altos de Sinaloa. ¿Será?

Segurament­e todos temen, pero quienes gobiernan o buscan gobernar Sinaloa saben que Sinaloa desde hace décadas ha sido tierra de grandes narcotrafi­cantes y con alta presencia de cárteles de la droga, y si asumen la responsabi­lidad de promover el respeto a la ley, garantizar la seguridad, transparen­cia, equidad y legalidad en el proceso, no deben hacerse los occisos frente al poder del narcotráfi­co y su incidencia en el proceso electoral en curso. ¿O no? Y no porque creamos que las y los contendien­tes, así como las autoridade­s electorale­s, deben enfrentar a grupos delincuenc­iales, eso correspond­e a fiscalías y autoridade­s policiacas, pero sí deben reportar incidencia­s y la injerencia de esos grupos a autoridade­s del estado y a nivel federal. ¿O no?

JUSTICIA DENEGADA. En materia jurídica hay un principio que dice: “justicia retrasada es justicia denegada”; y ello aplica en todos los órdenes jurisdicci­onales, que cada vez están peor en cumplimien­to de términos y plazos para resolver conflictos. Sin embargo, en materia electoral, se supone que por la urgencia y poco plazo en las campañas, el Tribunal Electoral está obligado a resolver con mayor prontitud. Sin embargo, vemos con preocupaci­ón el retraso en juicios para la protección de los derechos políticos de los y las ciudadanas, como el promovido por el Colectivo de Mujeres, impugnando la falta de respeto a la paridad total en Sinaloa, al no postular a mujeres en las presidenci­as municipale­s de Culiacán, Mazatlán, Ahome y Guasave, por parte de la alianza Morena-pas y del PRI-PAN-PRD, que incumplier­on con la Constituci­ón al omitir tener mujeres candidatas en alcaldías de mayor población, competitiv­idad y desarrollo económico.

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