“No al autoritarismo presidencial”
La aprobación de la ley que pretende reformar al Poder Judicial de la Federación, asumida tanto por el Senado de la República como por la Cámara de Diputados, ha contraído ya secuelas en el país, unas graves y preocupantes en tanto otras reivindicatorias.
Una de ellas atañe a los medios de comunicación y a sus articulistas que en general han cuestionado y criticado severa y certeramente la improcedencia de una ley que viola abiertamente nuestra Constitución Política. Opiniones que venturosamente han permeado e indignado a amplios sectores de la población, por la conducta arbitraria e ilegal del presidente López Obrador, su partido y aliados nefastos
Desde la misma tramitación y revisión en las Comisiones Legislativas y luego en los plenos de dichas cámaras, los partidos políticos de oposición votaron a través de sus bancadas en contra de la nueva ley, aunque como sabemos en algunos casos en el Senado otorgaron algunos de sus integrantes un voto aprobatorio, justificándose después de que mediaron engaños y truculencia de Morena, al agregar tramposamente el artículo transitorio en cuestión, además del vasallaje cómplice del Verde Ecologista, avalando la reelección del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia para continuar en el cargo dos años más de lo establecido constitucionalmente. Muchas organizaciones ciudadanas y gremiales, desde luego la importante agrupación de jueces o las de abogados, expresaron la gravedad y riesgos que representa para la democracia tal intentona, que atribuyen no sólo a un capricho más del presidente López Obrador quien coarta la independencia del Poder Judicial, sino también a un cálculo perverso o ensayo de lo que podría luego aplicarse a nivel de la gestión presidencial.
Pero el cisma que se ha generado ha sido tan estremecedor, que dividió al propio partido mayoritario, a Morena misma, que desde las primeras discusiones en el propio Senado, miembros destacados de ese partido, como los diputados Porfirio Muñoz Ledo y Pablo Gómez, aunque luego se marcara una evidente y enorme diferencia entre ellos, en términos de honestidad, valentía y congruencia política una vez que llegó a la Cámara revisora, donde tenían que expresar su voto individual.
Estoy cierta de la rectitud y compromiso patriótico de Muñoz Ledo, además de que cuento con muchos testimonios de diversos personajes de la política y la cultura, en especial de Alejandro Ordorica, que durante años ha emprendido junto a él inalterables esfuerzos y acciones del lado democrático y libertario en México.
Situación similar se reflejó en la Judicatura de la Federación a través de quien lo preside, Bernardo Bátiz, quien ha formado parte del equipo cercano de López desde que ocupó la Jefatura del gobierno de la Ciudad de México, y que ahora fustigó dicha ley.
La postura de Muñoz Ledo, no solo se limitó a emitir un voto en contra, que de suyo hubiera sido muy meritorio, sino que fue a más y criticó con su lucidez y mordacidad consabidas este cochinero político, además de desafiar, exhibir y despreciar al poder presidencial calificándolo de autoritario, centralizador y machista, aún más, comparándolo con su odiado adversario, Carlos Salinas de Gortari, por encabezar ambos lo que definió como gobiernos Chicharroneros o donde sólo mis chicharrones truenan, dicho popular del que nadie ignora su significado, siendo que México es una gran Nación. Con esa misma convicción, otros diputados morenistas otorgaron un voto contrario, bien sea Lorena Villavicencio, Mildred Ávila, María Briseño, Gabriela Cuevas, Sergio Mayer, Inés Parra, Alejandro Mojica, Alfonso Ramírez Cuéllar, entre otros, a quienes también debe aplaudírseles. Habla bien de su compromiso con los electores y con la democracia más no con los intereses personalistas, de torcida ideología y ambiciones desenfrenadas del presidente actual, ajenos a la sumisión partidaria, de la que su exponente más denigrante es el supuesto dirigente Mario Delgado. En esa misma execrable categoría ha quedado evidenciado también en primer término el diputado Pablo Gómez, que no obstante haber declarado públicamente la improcedencia de tal artículo por inconstitucional, terminó doblegándose con una conducta cobarde y servil votando a fin de cuentas a favor de la aprobación de tal engendro legislativo, como otros muchos más que se ausentaron o se abstuvieron de votar, dentro de un bloque de esa extraviada e irresponsable dizque fracción parlamentaria morenista.
Por lo que toca al otro Poder de la Federación, al Judicial y su máximo órgano que es la Suprema Corte de Justicia de la Nación, mostró igualmente un silencio preocupante sobre todo por la peligrosa omisión del Ministro Arturo Zaldívar, que la preside, por su tibia y ambigua respuesta en una carta tras de que el legislativo aprobara su permanencia por un período bianual más. Falta saber que sucederá una vez que llegue a dicha instancia judicial, pero desde ahora ya tenemos, ya tiene la ciudadanía, nociones claras de quien atenta y combate en contra de un Estado de Derecho. Y a de quien viola nuestra propia Constitución, que juró cuidar y cumplir el mismo día que tomó posesión de la Presidencia de la República, para el periodo 2018-2024, a fin de respetar y fortalecer las bases sólidas de justicia y progreso, que tanto costó establecer tras un movimiento revolucionario y que causó tantos desastres, atraso y pérdidas de vidas al país, para instaurar principios como democracia, libertades y prosperidad .
Tenemos sí la palabra y el voto para rechazar, frenar y cambiar la actual correlación de fuerzas y poderes de sello dictatorial en las próximas elecciones de junio. Ahí estaremos, presentes y actuantes, sin mengua de mantenernos informados, alertas y participativos, antes y después del 6 de junio.