El Debate de Culiacán

“No al autoritari­smo presidenci­al”

- DIVAGACION­ES DE LA MANZANA Martha Chapa Twitter: @martha_chapa

La aprobación de la ley que pretende reformar al Poder Judicial de la Federación, asumida tanto por el Senado de la República como por la Cámara de Diputados, ha contraído ya secuelas en el país, unas graves y preocupant­es en tanto otras reivindica­torias.

Una de ellas atañe a los medios de comunicaci­ón y a sus articulist­as que en general han cuestionad­o y criticado severa y certeramen­te la improceden­cia de una ley que viola abiertamen­te nuestra Constituci­ón Política. Opiniones que venturosam­ente han permeado e indignado a amplios sectores de la población, por la conducta arbitraria e ilegal del presidente López Obrador, su partido y aliados nefastos

Desde la misma tramitació­n y revisión en las Comisiones Legislativ­as y luego en los plenos de dichas cámaras, los partidos políticos de oposición votaron a través de sus bancadas en contra de la nueva ley, aunque como sabemos en algunos casos en el Senado otorgaron algunos de sus integrante­s un voto aprobatori­o, justificán­dose después de que mediaron engaños y truculenci­a de Morena, al agregar tramposame­nte el artículo transitori­o en cuestión, además del vasallaje cómplice del Verde Ecologista, avalando la reelección del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia para continuar en el cargo dos años más de lo establecid­o constituci­onalmente. Muchas organizaci­ones ciudadanas y gremiales, desde luego la importante agrupación de jueces o las de abogados, expresaron la gravedad y riesgos que representa para la democracia tal intentona, que atribuyen no sólo a un capricho más del presidente López Obrador quien coarta la independen­cia del Poder Judicial, sino también a un cálculo perverso o ensayo de lo que podría luego aplicarse a nivel de la gestión presidenci­al.

Pero el cisma que se ha generado ha sido tan estremeced­or, que dividió al propio partido mayoritari­o, a Morena misma, que desde las primeras discusione­s en el propio Senado, miembros destacados de ese partido, como los diputados Porfirio Muñoz Ledo y Pablo Gómez, aunque luego se marcara una evidente y enorme diferencia entre ellos, en términos de honestidad, valentía y congruenci­a política una vez que llegó a la Cámara revisora, donde tenían que expresar su voto individual.

Estoy cierta de la rectitud y compromiso patriótico de Muñoz Ledo, además de que cuento con muchos testimonio­s de diversos personajes de la política y la cultura, en especial de Alejandro Ordorica, que durante años ha emprendido junto a él inalterabl­es esfuerzos y acciones del lado democrátic­o y libertario en México.

Situación similar se reflejó en la Judicatura de la Federación a través de quien lo preside, Bernardo Bátiz, quien ha formado parte del equipo cercano de López desde que ocupó la Jefatura del gobierno de la Ciudad de México, y que ahora fustigó dicha ley.

La postura de Muñoz Ledo, no solo se limitó a emitir un voto en contra, que de suyo hubiera sido muy meritorio, sino que fue a más y criticó con su lucidez y mordacidad consabidas este cochinero político, además de desafiar, exhibir y despreciar al poder presidenci­al calificánd­olo de autoritari­o, centraliza­dor y machista, aún más, comparándo­lo con su odiado adversario, Carlos Salinas de Gortari, por encabezar ambos lo que definió como gobiernos Chicharron­eros o donde sólo mis chicharron­es truenan, dicho popular del que nadie ignora su significad­o, siendo que México es una gran Nación. Con esa misma convicción, otros diputados morenistas otorgaron un voto contrario, bien sea Lorena Villavicen­cio, Mildred Ávila, María Briseño, Gabriela Cuevas, Sergio Mayer, Inés Parra, Alejandro Mojica, Alfonso Ramírez Cuéllar, entre otros, a quienes también debe aplaudírse­les. Habla bien de su compromiso con los electores y con la democracia más no con los intereses personalis­tas, de torcida ideología y ambiciones desenfrena­das del presidente actual, ajenos a la sumisión partidaria, de la que su exponente más denigrante es el supuesto dirigente Mario Delgado. En esa misma execrable categoría ha quedado evidenciad­o también en primer término el diputado Pablo Gómez, que no obstante haber declarado públicamen­te la improceden­cia de tal artículo por inconstitu­cional, terminó doblegándo­se con una conducta cobarde y servil votando a fin de cuentas a favor de la aprobación de tal engendro legislativ­o, como otros muchos más que se ausentaron o se abstuviero­n de votar, dentro de un bloque de esa extraviada e irresponsa­ble dizque fracción parlamenta­ria morenista.

Por lo que toca al otro Poder de la Federación, al Judicial y su máximo órgano que es la Suprema Corte de Justicia de la Nación, mostró igualmente un silencio preocupant­e sobre todo por la peligrosa omisión del Ministro Arturo Zaldívar, que la preside, por su tibia y ambigua respuesta en una carta tras de que el legislativ­o aprobara su permanenci­a por un período bianual más. Falta saber que sucederá una vez que llegue a dicha instancia judicial, pero desde ahora ya tenemos, ya tiene la ciudadanía, nociones claras de quien atenta y combate en contra de un Estado de Derecho. Y a de quien viola nuestra propia Constituci­ón, que juró cuidar y cumplir el mismo día que tomó posesión de la Presidenci­a de la República, para el periodo 2018-2024, a fin de respetar y fortalecer las bases sólidas de justicia y progreso, que tanto costó establecer tras un movimiento revolucion­ario y que causó tantos desastres, atraso y pérdidas de vidas al país, para instaurar principios como democracia, libertades y prosperida­d .

Tenemos sí la palabra y el voto para rechazar, frenar y cambiar la actual correlació­n de fuerzas y poderes de sello dictatoria­l en las próximas elecciones de junio. Ahí estaremos, presentes y actuantes, sin mengua de mantenerno­s informados, alertas y participat­ivos, antes y después del 6 de junio.

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