¿Cómo entendemos la política?
Hablar de una sola realidad política sobre lo que sucede en el país o en nuestro estado es imposible, primero porque nadie es dueño de la verdad, y aunque así fuera, no pudiera ser dueño del tiempo, y los tiempos en política son tan efímeros que por ellos es de suma importancia saber generar las lecturas adecuadas sobre todos los escenarios sociales y políticos.
En las plataformas digitales y medios de comunicación tradicionales vemos cómo el debate cada día se polariza más y más, las lecturas de unas personas molestan cuando no son las propias, cuando una persona opina sobre lo político y esta opinión es contraria a lo que el otro piensa. En una era donde lo personal es político el debate rompe las barreras de lo técnico para convertirse en una lucha por la verdad personal.
Por ejemplo, podemos decir, que como es posible que simpatizantes del actual Gobierno hablan de una cuarta transformación y que esta está resultando positiva, cuando muchas otras personas ven solo un retroceso para el país y reprueban la manera en cómo conduce el Gobierno Andrés Manuel.
¿Quién tiene la razón? .
Primero hay que entender que las lecturas son juicios per sé. Cada persona en algún punto de su vida puede entender lo que quiera en la medida de que su experiencia, sus estadísticas, los comentarios que versen en sus círculos sociales y por supuesto en la medida de su capacidad de análisis para determinar una evaluación sobre lo político.
Podemos ver también por ejemplo, como un periodista o ciudadano común pueda definir el discurso de nuestro presidente como una disertación elocuente, humilde y sencilla, contraparte a otro periodista o ciudadano común pensar que es un demagogo populista.
En ese sentido, las palabras del presidente son las mismas, el sujeto que diserta es el mismo pero nuestra lectura de la realidad política es diferente y no solo diferente sino que van en sentidos contrarios. Otro ejemplo común que se debate en la vox populi es sobre el nuevo régimen, quienes afirman que es un retroceso para el país, se supone ipso facto que parten de la verdad y que por eso, pueden afirmarlo, la pregunta entonces es ¿tienen ellos la verdad absoluta o la lectura absoluta de la realidad política para señalar a sus adversarios como equivocados? Tal vez podamos comenzar pensando que la política no se trata de la verdad o la justicia, si no que se trata del poder. Y desde este punto la verdad se convierte en una cómplice del poder para acceder a él. Creamos nuestras verdades y nuestras mentiras a modo tanto así, que a las personas que les interesa el poder, usan esas verdades y se enfrentan a quien tiene una supuesta mentira, contraria a lo que uno u otro dice.
Otra pregunta que surge de esto, es que entonces ¿hacia dónde vamos con este comportamiento de política de confrontación? Yo creo que a ningún lugar.
El encuentro entre unos y otros se tiene que dar cuando compartamos una decisión unánime, cuando prioricemos el bien común y no solo el bien de grupo, cuando la política se convierta en una herramienta para ayudar a las personas y no solo para acceder al poder.
Cuando entendamos que la realpolitik trasciende colores, partidos, y personas nos va a llevar a construir una mejor sociedad y un mejor país.
O tal vez no, porque tal vez mi opinión también sea una mala lectura de mi realidad política.
Nos vemos en la próxima.