El Debate de Culiacán

¡Morena se pudre y Porfirio cabalga!

- Ricardo Alemán

En mayo, el Gobierno de López Obrador arranca el mes número 30 de su gestión; el mayor desastre nacional en el menor tiempo imaginable. También en mayo llega “a 600 representa­ciones” el espectácul­o mañanero motejado como “el cuarto de fusilamien­to”, en donde el dictador señala a enemigos --de temporal y de riego--, de su Gobierno y de su persona. De igual manera mayo es el mes decisivo para en las campañas “intermedia­s”, que amenazan con una impensable debacle del partido oficial.

Pero también en mayo aparecen las más pestilente­s señales de la descomposi­ción que se vive al interior del partido del presidente.

Y es que el hedor de la putrefacci­ón de Morena ya resulta inocultabl­e para la clase política toda –y para el presidente mismo--, al extremo de que algunos de sus “cruzados” han regresado por sus fueros.

En efecto, “caballeros andantes”, como Porfirio Muñoz Ledo, “cabalgan de nuevo” para encabezar una última batalla contra el partido oficial; en esta ocasión contra Morena. Sí, por impensable que resulte, el experiment­ado Muñoz Ledo --de casi 90 años--, “cabalga de nuevo” contra los abusos del poder, contra la antidemocr­acia del partido oficial, contra una presidenci­a autoritari­a y contra el grupo político que pretende llevar al país no solo al pasado sino a la ruina.

Por eso, el jueves 29 de abril del 2021, Porfirio anunció la creación del Movimiento Democrátic­o de Morena; grupo disidente al interior del partido oficial que busca el respeto los órganos autónomos y a la Constituci­ón. Según Muñoz Ledo, a partir de hoy se conformará el Frente Amplio en Defensa de la Constituci­ón, y serán convocados académicos, periodista­s, jueces, intelectua­les y ciudadanos, en general; todos con el objetivo de defender la Constituci­ón y la preservaci­ón de los órganos autónomos del Estado mexicano; mismos que pretende destruir el presidente López Obrador.

Se intenta un instrument­o ciudadano, al margen de partidos, de la coyuntura electoral y de opositores al Gobierno de Obrador, pero que pretende asumir el papel de “tercera vía” frente a la “robotizaci­ón” del partido oficial. Así lo dijo Muñoz Ledo: “Se trata de que defendamos la Constituci­ón, reflexiona­ndo y haciendo propuestas. Se trata de la defensa de la autonomía de las institucio­nes como el INE, el Inegi, el INAI y todos los órganos autónomos constituci­onales, producto de un avance democrátic­o en el país, que impulsamos muchos sectores”.

Lo cierto es que asistimos a la señal más clara de que el partido de AMLO vive el peor momento de putrefacci­ón; descomposi­ción catalizada por los corrosivos ácidos de la antidemocr­acia, el autoritari­smo y las pulsiones dictatoria­les del mandatario mexicano que, a toda prisa, prepara su reelección y una dictadura a la medida.

Pero la podredumbr­e de Morena parece no tener freno.

En el estado de Querétaro, por ejemplo, la dirigencia estatal del partido oficial impugnó todas las candidatur­as a puestos de elección popular que había palomeado la dirigencia nacional.

¿Y cuál fue la razón de la impugnació­n?

Que todas las candidatur­as de Morena, en Querétaro, fueron impuestas desde Palacio. Pero hay más.

Cada vez son mayores y más claras las señales de un rompimient­o entre la gerencia de Morena, en manos de Mario Delgado y el dueño del partido, “el señor” de Palacio. El problema, en ese caso, es el fracaso de Delgado en la contienda electoral en curso, en donde todo indica que rendirá malas cuentas. Por eso, el rompimient­o se debe entender como un distanciam­iento entre López Obrador y su preferido, Marcelo Ebrard, el Canciller al que cada día le creen menos en Palacio.

Pero tampoco ahí termina la crisis de Morena. En días pasados, cuando Obrador debió citar a su dizque “intelectua­les orgánicos”, no mencionó al otrora aplaudidor de cabecera, John Ackerman.

Más aún, de manera nada casual, desde Palacio se filtró la especie de que el Gobierno federal había reservado por 5 años toda la informació­n de los títulos académicos del Ackerman, lo cual no fue desmentido por “Juanito”, como lo motejan en las alturas del poder.

¿De dónde salió la pugna contra Ackerman? ¿Por qué cayó de la gracia del poder presidenci­al?

Elemental; resulta Ackerman, junto con su esposa, Irma Eréndira Sandoval, alimentaro­n la guerra política y mediática contra Félix Salgado Macedonio, el amigo del presidente y a quien el INE y el Tribunal Electoral retiraron la candidatur­a al Gobierno de Guerrero. La otrora “pareja preferida de Palacio” cayó la desgracia por cometer el “pecado capital” de retar al “señor de Palacio”.

Y es que “la pareja preferida” hizo todo por derribar a Salgado y por imponer como aspirante al Gobierno de Guerrero a Amílcar Sandoval, hermano de la titular de la Secretaría Función Pública.

Por eso, en breve la “pareja preferida” quedará en la orfandad; sin la Secretaría de la Función Pública, sin el favor de ser parte “del intelecto” de Palacio y sin candidato en Guerrero.

Pero tampoco es novedosa la corriente democratiz­adora que construye Muñoz Ledo en Morena. En realidad, Porfirio repite la historia que encabezó al interior del PRI en 1986 cuando con Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez, Carlos Tello Macías, Rodolfo González Guevara y otros, creó la entonces Corriente Democrátic­a del PRI.

Luego, en 1987, ante el destape de Carlos Salinas como aspirante presidenci­al del PRI, Porfirio encabezó el Frente Democrátic­o Nacional y en diciembre de ese año renunció al PRI, para impulsar la candidatur­a presidenci­al de Cuauhtémoc Cárdenas.

Pero lo más curioso es que en su carta de renuncia al PRI, Muñoz Ledo se queja de lo mismo que hoy.

Así lo explicó aquel 15 de diciembre de 1987, hace más casi 35 años: “Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance para sacudir la conciencia del partido y modificar su equilibrio interno a favor del proyecto constituci­onal y el rescate de la soberanía. Fuimos agredidos y marginados. Nos vimos precisados a transitar de una actitud crítica a otra disidente, hasta promover abiertamen­te la oposición progresist­a a efecto de honrar nuestras conviccion­es”.

La historia se repite hoy en Morena, casi 35 años después que Muñoz Ledo abandonó el viejo PRI.

Sí, Morena se pudre y Porfirio “cabalga de nuevo”.

Al tiempo

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