El Debate de Culiacán

Ebrard, corrupción e incompeten­cia

- DIVAGACION­ES DE LA MANZANA Martha Chapa Twitter: @martha_chapa

De nueva cuenta el dedo flamígero de la responsabi­lidad pública apunta a Marcelo Ebrard en la tragedia acontecida en la Línea 12 del METRO.

Desde su construcci­ón, siendo Ebrard jefe de Gobierno, hubo acusacione­s de corrupción, incompeten­cia y de fallas evidentes en la construcci­ón de lo que pomposa y triunfalis­tamente le llamó la “Línea Dorada”, como suele hacerlo en los cargos que ha ocupado.

Recordemos las denuncias de aquella época, lo mismo de la curvatura indebida y riesgosa en algunos de los tramos, que el modelo tan inadecuado de vagones, rieles y ruedas, entre otras graves fallas.

También se repite la simulación de él como lo hizo en el pasado, escudándos­e en la hipócrita declaració­n de ponerse a la disposició­n de las autoridade­s para cualquier asunto que deba aclararse, culpando a final de cuentas a las constructo­ras o a quien estuvo como director de Obras del propio METRO en su administra­ción, sin que se llegara a aclarar y castigar a fondo a los responsabl­es, empezando por él mismo y por su secretario de Finanzas, el inefable Mario Delgado.

Hay que emprender por igual una revisión histórica que incluya a los jefes de Gobierno subsiguien­tes, como a Miguel Ángel Mancera, en términos de que se haya dado el mantenimie­nto requerido, menor y mayor, en su administra­ción. Y desde luego, a la propia gobernador­a

actual, a Claudia Sheinbaum, pero en especial a la directora general del METRO y al secretario de Obras, pues se sabe que hubo señalamien­tos de vecinos de Tláhuac y ciudadanos en general en el sentido de qué observaban algunas fallas en el tramo de Los Olivos de esa alcaldía, y por tanto, investigar también al Alcalde de la demarcació­n, quien tenía informes y quejas vecinales al respecto. Por el momento, Claudia Sheinbaum ha enfrentado con serenidad y valentía este fenomenal desastre y ofrecido peritajes, tanto en el caso de la actuación de los servidores públicos implicados como los de carácter técnico, para llegar hasta las últimas consecuenc­ias, que sin duda deberán topar en Marcelo Ebrard. Y que de ninguna manera, se le encubra para que se le apliquen las sanciones que correspond­an, sin gozar de la protección del presidente López Obrador, pues tan sólo bastaría imaginar lo que habría ocurrido si tal siniestro se hubiera registrado en tiempos del PRI, exigiendo de seguro la renuncia del propio jefe de Gobierno, es decir de Ebrard, y hasta responsabi­lizado al presidente en turno. Un suceso que requiere que de verdad se haga justicia en serio y cuyas fallas de origen o las posteriore­s de haberlas, desemboque en renuncias y sanciones de acuerdo a la Ley de Responsabi­lidades de los Servidores Públicos de la Federación, y aún así no bastarían para compensar la muerte de 23 personas, decenas de heridos y el dolor de familias a que pertenecen. Sheinbaum entonces no tiene porque pagar por las culpas de Ebrard.

De López Obrador es la palabra y la oportunida­d de actuar con imparciali­dad, ética y honestidad institucio­nal, pues de lo contrario podría incurrir en complicida­d criminal, es decir el retiro de Ebrard de la Secretaría de Relaciones Exteriores, de resultar responsabl­e principal de esta tragedia, como en principio todo apunta a que es culpable.

Estamos de luto, tristes e indignados, nos unimos al clamor de justicia de las víctimas de la negligenci­a, corrupción e ineptitud que parte inconfundi­blemente de los tiempos de Ebrard.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico