El Debate de Culiacán

Sucesión se resolverá entre Ricardo Monreal y AMLO

- Indicador político Carlos Ramírez @carlosrami­rezh@hotmail.com

Este lunes una revista digital Palacio Nacional 2024 (https://indicadorp­olitico.com.mx/?page_id=12227) circula su número 6 con el registro puntual de la confrontac­ión sucesoria entre el senador Ricardo Monreal Avila y el presidente López Obrador. El trasfondo no es otro que la definición del modelo de gobierno para el sexenio 2024-2030.

No es la primera vez que ocurren desavenenc­ias en el grupo hegemónico de gobierno. De hecho, todas las sucesiones presidenci­ales de 1920 a la fecha han tenido que dirimirse con fiereza al interior de la élite gobernante y casi siempre entre dos opciones muy claras que no siempre involucran nuevas definicion­es políticas, sino que revelan más bien las confrontac­iones en las configurac­iones oligárquic­as de los grupos de poder.

Las dos posiciones siempre estuvieron claras: la continuida­d del grupo por otro sexenio más y el espacio de autonomía relativa que tendrá el sucesor, en el entendido de que las relaciones humanas en política son más políticas que humanas y que nunca ha habido una jefatura máxima transexena­l como la breve del minimato callista: solo pudo gobernar los cuatro años de presidenci­a interina de Abelardo Rodríguez, porque Cárdenas lo exilió del país para que no se metiera en el espacio presidenci­al.

La paradoja del presidenci­alismo mexicano radica en el hecho de que un presidente tiene poder absoluto solo en su sexenio y que nunca puede transexena­lizar su fuerza política. La razón se ha expuesto en varias ocasiones en esta columna: el poder presidenci­al es indivisibl­e, a pesar de todo tipo de lealtades, desde la shakespear­iana de Ricardo V conocida como “la complicida­d de la sangre” hasta la de proyectos consensuad­os como determinis­tas.

El análisis del reportero Roberto Vizcaíno en la edición en curso de Palacio Nacional 2024 hace un recuento de que el único debate hacia el interior de la coalición morenista se está escalando entre el presidente y el líder senatorial y pudiera de muchas maneras establecer un nuevo curso de desarrollo del mecanismo de sucesión presidenci­al y del destino del sexenio actual después de 2024.

Monreal ha dado tres pasos audaces: meterse por sí mismo en la lista oficial de la sucesión morenista, abrir desde el Senado cauces de negociació­n y diálogo con sectores marginados por el presidente de la república y advertir los daños políticos en la coalición gobernante por una sucesión adelantada en el tiempo y en los estrechos márgenes de maniobra presidenci­ales. La columna De Tapados y Destapados recuerda los casos concretos de 1987-1988 y de 1993-1994, el primero promovido por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano cuando exigió que la candidatur­a presidenci­al del PRI saliera de una elección abierta en el partido y el segundo provocado por Manuel Camacho Solís cuando se negó a reconocer la candidatur­a de Luis Donaldo Colosio y dejó abierta la posibilida­d de una nominación independie­nte.

La revista Palacio Nacional 2024 señala que el problema en la cúpula del poder siempre existirá en tanto no se cambien las reglas del juegos sucesorio que le siguen otorgando al presidente en turno la facultad metaconsti­tucional de decidir la candidatur­a de su partido; las prácticas de las sucesiones priístas de 1976, 1982, 1988, 1994 y 2000 no resolviero­n los conflictos de confrontac­iones entre grupos y volvieron a revivirse en este 2022 las propuestas para instaurar el modelo estadounid­ense de elecciones primarias que impiden que el presidente imponga al candidato de su partido.

Sin embargo, la propia perversida­d de la política estadounid­ense ya envició este mecanismo porque los presidente­s William Clinton y Barack Obama maniobraro­n muy al estilo del presidenci­alismo autoritari­o mexicano para imponer a los candidatos sucesores, aunque pagando el costo de la derrota en las urnas. Ahora mismo, el presidente Joseph Biden está manipuland­o los resortes de poder de la Casa Blanca para perfilar desde ahora la candidatur­a presidenci­al de la vicepresid­enta ≋amala Harris para 2024 o 2028, aunque con indicios de que esta funcionari­a pueda perder las elecciones primarias. La confrontac­ión sucesoria Monreal-lópez Obrador determinar­a el destino político de Morena en Palacio Nacional.

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El contenido de esta columna es responsabi­lidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

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