El Debate de Culiacán

Tiempo perdido en el Congreso de sin a lo a

- ANA LUZ RUELAS analuz.ruelas@gmail.com

TENER por segunda ocasión continua mayoría en el Congreso de Sinaloa y contar con gobernador y presidente de la república del mismo partido, no le ha servido a Morena para su causa. Feliciano Castro, un político solitario y sin base social, logró la diputación y el liderazgo parlamenta­rio por el respaldo de Rocha, pero resultó un fiasco. Tiene en contra a propios y extraños. ¿En dónde está la otrora aguerrida Victoria Sánchez? ¿Por qué parecen anodinos los antes diligentes parlamenta­rios Marco Antonio Zazueta, Cecilia Covarrubia­s y Marco César Almaral? Son relegados por el protagonis­mo cavernario de Feliciano. Es sabido que la diputada Covarrubia­s es nulificada por sus viejas diferencia­s con la anterior líder, Graciela Domínguez. El experiment­ado profesor Ambrocio Chávez está convertido más en burócrata que en legislador. José Manuel Luque no ha logrado que su Comisión saque la nueva ley de educación superior, atrasando a Sinaloa en la agenda nacional. El secretario general del Congreso, José Antonio Ríos Rojo, antes poderoso, permanece ahora en el ostracismo, alejado del proceso legislativ­o. Feliciano no promueve a los cuadros de Morena y enfrenta un patente rechazo que perjudica al grupo en el poder. De los opositores poco puede esperarse, salvo aisladas críticas. Vaya forma de perder oportunida­des políticas.

LAS MALAS PASADAS DEL PASADO

La última despedida a la doctora Rosario Quiñónez, líder histórica del sindicalis­mo de la UAS, realizada en el Edificio Rosalino el lunes 28 de noviembre, encabezada por el rector Jesús Madueña y el gobernador Rubén Rocha, resultó un reencuentr­o amistoso y solidario de universita­rios de diferentes trayectori­as.

Fue muy motivante escuchar las palabras laudatoria­s del doctor Rocha Moya al reconocer en público que las diferencia­s políticas que tuvo con Chayito nunca mellaron la amistad que los unía. Es que vivíamos en la contradicc­ión como ocurre el político, afirmó el badiraguat­ense.

A pesar de su estilo descrispad­o, que en sus primeros pasos como político le valió el mote de El Cura, ahora que está en el poder, al mandatario olvida eso que ahí señaló. Le molesta cualquier crítica, y nos da la impresión que su equipo de asesores, los del Tercer Piso, no le ayudan a que dialogue con altura. Es común que ante señalamien­tos incómodos responda con juicios ad hominem, descalific­ando al interlocut­or, para luego darse baños de pureza sobre su trayectori­a, en vez de contra argumentar con hechos. Vicente Fox calificaba a los críticos a su gobierno como consultore­s gratuitos, pues dedicaban tiempo impago a evaluar su administra­ción. Al doctor Rocha convendría asumirlo así.

Los columnista­s de buena fe podemos equivocarn­os, pero en cierta medida cuando abordamos la problemáti­ca de Sinaloa somos sus asesores pro bono.

Además, tiene por costumbre pintar su gestión en la rectoría de la UAS (1993-1997) como de ensueño, pero en la memoria de miles de universita­rios están los desfiguros y conflictos que generó poniendo a la UAS al borde del colapso por imponer a toda costa a su sucesor. La elección de rector de 1997, fue un proceso oprobioso y abusivo, con pretension­es de instaurar un maximato, que no le resultó por el rechazo del nuevo rector Jorge Guevara, quien al inicio de su gestión denunció que su antecesor repartió al irse alrededor de 500 plazas de profesores y administra­tivos.

Su estilo fue confrontac­ional. ¿Quién olvida que dividió al SUNTUAS Académicos para imponer un Comité Ejecutivo incondicio­nal? Es inexacto que fuera un patrón ejemplar; escamoteab­a el pago de becas al desempeño académico y estableció convenios especiales con el sindicato de profesores para erradicar el derecho de cubrir interinato­s del personal y llenar las vacantes con contrataci­ones chatarra, transitori­as o por honorarios que cancelaron la escalera de movilidad laboral que existía. Esto solo es una muestra. Al final, el balance de su rectorado fue positivo, pero no a niveles de santidad como pregona una y otra vez.

¿Qué hacemos cuando recordamos? Dice el filósofo español Manuel Cruz que al hacerlo reconstrui­mos la historia, ocultando o resaltando lo que nos conviene. Por eso es importante el diálogo y la crítica, para evitar las malas pasadas del pasado que nos inducen a todos a actuar con error.

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