La disciplina y vocación hacen la diferencia en sus presentaciones
La pasión por la danza, en especial por la tradicional y la vocación a la docencia son aspectos fundamentales en la vida de José Guadalupe Machado Leyva, pues le permiten destacar y tener grandes satisfacciones, entre ellas el ganar concursos y recibir reconocimientos, como el reciente que le hizo Cobaes por sus 25 años de destacada trayectoria.
Distinguido por ser un maestro disciplinado, tiene claro que es fundamental predicar con el ejemplo, transmitir valores y trabajar en equipo, por lo que son parte de su enseñanza.
Inicios
El licenciado en educación artística logra destacar en las artes al ser su pasión, pero sin dejar de lado lo más importante que son su esposa y dos hijos.
La pandemia dejó una gran lección de vida en el profesor, al ser uno de los pacientes de covid que recibió un diagnóstico desalentador, pero en su pensamiento siempre estuvo salir vivo del hospital y lo logró. Nació en la sindicatura de Tamazula, en Guasave, se crío en una familia tradicional y numerosa; sus padres, Fidel Machado Armenta, de oficio pescador, músico y agricultor, y Ofelia Leyva, tuvieron ocho hijos, cuatro hombres, donde él es el menor.
“Teníamos muchos ambientes de aprendizaje en casa.” Recordó que al cursar cuarto grado de primaria conoció al maestro de grupo Óscar Verdugo Lugo, encargado de los grupos de danza, y con él tuvo su primera participación en un cuadro.
“Miraba la danza folclórica como un espacio para estar con mis compañeros haciendo algo que disfrutábamos juntos, en ese entonces el maestro nos llevaba a festivales en las comunidades, entonces era como parte de un juego divertido, conocer lugares y bailar, como un día de campo con amigos.”
Durante su paso por la secundaria general de Tamazula conoció a la maestra Maricela Castro Lara, quien le impartió danza académica y su gusto por el baile se arraigó más, pero al entrar a la preparatoria en el Cetis 108 no tuvo la oportunidad de participar en los eventos culturales, por viajar de la comunidad a la ciudad se le complicaba asistir a los ensayos que eran en la tarde y optó por elegir la carrera técnica en programación de computadoras.
Una vez concluida la prepa viajó a Mexicali donde radicaban unos hermanos y justo al caminar por las calles acompañado por su papá, vio un cartel donde se convocaba a los talleres culturales.
“Y mi papá me dice que no a ti te gusta bailar, y me dijo ` pues ahí es una escuela', siempre hubo apoyo y permiso.” Atendió la convocatoria y así se le dio la oportunidad de pertenecer al taller de danza de la Universidad Autónoma de Baja California y justo en esta etapa nació su amor a la danza de forma profesional.
Empezó a estudiar la licenciatura en los veranos en Tepic, Nayarit, con el apoyo económico de su hermano Enrique Machado, quien lo patrocinó y dio lo necesario para que hiciera su primer verano. El profesionista compartió que la curiosidad también nació inspirada por su hermana Celina Machado, maestra de danza, quien le brindó la primera oportunidad laboral al cederle un espacio frente a grupo.
Tras años de esfuerzo, sacrificios y disciplina, a los 28 años de edad recibió su título profesional, aunque ya tenía toda una trayectoria al pertenecer a grupos folclóricos. Su disposición y entrega a la disciplina artística le abrió las primeras puertas en primarias, impartió educación artística en secundaria y después en el Colegio de Bachilleres.
En su trayecto en la docencia, externa que una de las grandes satisfacciones es educar cuando estás al frente y tener el poder de transformar la vida de jóvenes y que conozcan su contexto.
“Predicar con el ejemplo, el tratar que ellos conozcan su contexto y cómo pueden salir de él, si gustan.”
En lo personal decidió no dejar su tierra natal al encontrar oportunidades de desarrollo. Considerado uno de los dignos representantes de la danza, el profesor hizo hincapié en que desde que incursionó en esta disciplina se esforzó por ser un profesional, presentando su trabajo con la seriedad, disciplina y calidad que lo amerita. “Para que los muchachos crean tiene que haber disciplina, les enseño mucho a cumplir en esa parte.”
Machado, como es reconocido en la comunidad, ha sido parte del Instituto de Difusión de la Danza Mexicana, una asociación civil a nivel nacional; fue delegado en dos ocasiones de dicho instituto, forma parte de un congreso cada año donde se reúnen danzantes. Ha recibido y múltiples reconocimientos entre ellos como maestro distinguido.
Una de las grandes satisfacciones de esta carrera es el poder educar, el estar al frente y poder transformar la vida de los jóvenes."