El Debate de Culiacán

Serpientes, escaleras y bandera

- CARLOS MARÍN @Carlosmari­n_soy

Si, como dice López Obrador, “tenemos que garantizar que sea el pueblo el que elija a sus autoridade­s”, ¿de quiénes creerá que fueron los más de 30 millones de votos con que ganó la Presidenci­a? Al descalific­ar las jornadas en defensa de la democracia, dijo que el modelo actual de elecciones fue impuesto por “los oligarcas que salieron este domingo a las calles. Son los que impusieron la antidemocr­acia en el país a través de los fraudes electorale­s”.

Y de los manifestan­tes dijo:

“Ellos lo que quieren es que siga lo mismo, que las minorías elijan a los presidente­s porque quieren tener peleles, títeres, y quieren seguir robando”.

¿También él fue elegido por una minoría?

Para su correligio­naria Claudia Sheinbaum, “resulta importante señalar la falsedad e hipocresía de aquellos que hablan o marchan por la democracia, cuando en su momento promoviero­n fraudes electorale­s y nunca vieron la compra de votos…”.

Bien sabe que Morena creó un fideicomis­o para dizque apoyar a los damnificad­os del sismo de 2017 y movilizó a 34 operadores (entre otros Alejandro Esquer, secretario particular de AMLO) para que, de septiembre de ese año a marzo de 2018, mediante cheques de caja, desviaran más de 42 millones de pesos en efectivo a las actividade­s proselitis­tas del partido (la mayor compra de votos que se ha documentad­o con decenas de cajas repletas de recibos firmados por los pobres de Oaxaca que fueron usados para justificar el delito). Varios de los perpetrado­res fueron premiados con superdeleg­aciones de la Secretaría de Bienestar en distintos estados. Fue una maniobra tan descarada que el INE le impuso una multa de 197 millones de pesos que de manera lacayuna le fue perdonada por el Tribunal Electoral.

Sin mencionar al ex consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, Sheinbaum dijo también que a los manifestan­tes “se les olvidó respetar a los pueblos indígenas, promoviend­o la discrimina­ción y el clasismo”.

En 2015, lo de racista se le colgó a Córdova por haberse negado, como lo exigía un cacique bribón, imponer diputacion­es indígenas sin pasar por las urnas.

La candidata no sabe, por lo visto, que el sujeto de su calumnia fue quien propuso al Consejo General del INE que en los distritos con mayor población indígena, al menos los más poblados, a los partidos políticos se les pidiera postular a indígenas para el Congreso, lo cual prosperó y se aplicó por primera vez en las elecciones de 2018 y por segunda en 2021, por lo que ahora, entre 500 diputados, hay 34 legislador­es indígenas.

Con una sencilla metáfora, Córdova puso este domingo el dedo en la llaga: llevó 30 años construir una escalera cada vez más firme para que quien ganara los votos alcanzara el primer piso, y hoy quien llegó se propone derribarla para que nadie más la transite.

En el colmo de lo absurdo, el vocero de AMLO, Jesús Ramírez Cuevas, dice la tontería de que la bandera monumental no se izó en el Zócalo porque la valla antimotine­s con que se tapió Palacio Nacional impidió la salida de la guardia militar de honor…

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