“Yo pa’arriba, volteo muy poco; Tú pa’abajo no sabes mirar.”

Salir al encuentro con la gente es un privilegio. Más en una elección donde están en juego nuestros valores. ¿En qué creemos los que no creemos? Esto de salir a mirar directamente a los ojos, sin miedo a ser juzgado, es lo mismo que hice desde la Secretaría de Educación Pública y Cultura (SEPYC) y la Secretaría del Ayuntamiento en Mazatlán (2011-2012). Hoy soy fiel al método que me trajo hasta aquí. Llevamos nueve días de campaña. Me levanto y acuesto cuando todavía está oscuro. Una hora se convierte en un día; un día en una semana; una semana en un mes. Es una urgencia perseverante. Como la educación, el tiempo siempre es el presente.

He caminado 123, 892 pasos, o lo que es lo mismo, 103.2km. La distancia equivale a salir de la Colonia Urías en Mazatlán y llegar a la Isla del Bosque. Saludé de mano a 5,042 personas; 560 diarias en promedio. Me quedan 11 semanas; de seguir así, alcanzaré 50,400 al término de la contienda. La mitad de los electores que participaron en el 2021 en la elección del Distrito Federal 1, mi distrito.

En las 39 colonias donde estuve presente, el sentimiento de abandono es generalizado: “los políticos nunca vuelven”, dicen. Sin importar el partido de donde provengan, “nosotros pa’arriba volteamos muy poco, y ellos pa’abajo no saben mirar”, me dijo una señora en una colonia.

Sin embargo, y a pesar de todo, la gente es generosa. ¡Quiere CREER! Tiene necesidad de creer. Pregunta por el candidato. Sale de su casa. Se detiene en los cruceros y baja el cristal. Le interesa conocer opciones. Ver alternativas. Escucha y te interroga. Te mira a los ojos. La elección NO esta decidida. ¡Está lejos de ser decidida!

A las personas les interesa saber de qué partido vienes. Buena parte de la población pregunta si eres de MORENA. Si estas con los partidos del PRI, del PAN, del PRD o del PAS. Su intención tiene un doble mensaje. Por un lado, tiene claro que se trata de una elección de “dos sopas”. Los demás no existen. Si no estás con la coalición, estas con el gobierno.

Por otro lado, la polarización es una realidad entre la población. Existe una confrontación antes no registrada. El conflicto va más allá del facebook o de las redes sociales. Es real. La política del odio desde el “PODER” alcanzó a buena parte de los electores. Con ellos no hay argumento que valga. Es un asunto de identidades. Para bien y para mal, porque funciona en ambos sentidos.

Con una elección aun sin definir, donde cada uno de los partidos tiene su “montoncito”, comunicar el significado de la elección es cada vez más importante. Esta es una elección sobre las personas, sobre sus intereses, no sobre los partidos. Mucho menos es del pasado, sino del futuro. Definirlo con precisión hará participar a más personas el próximo 2 de junio.

En las casas donde he tenido oportunidad de conversar, siempre me encuentro a una mujer dando la cara. No es la que se queda en casa porque “el marido” trabaja. La mayoría de las ocasiones, es la jefa de familia; o bien, ya regresó de trabajar y ahora cuida a sus hijos.

Las mujeres son parte esencial de nuestra economía, de nuestra cultura, de nuestra identidad. No sólo nos “parieron,” también nos educaron. En el 2024, decidirán el triunfo. Ellas definirán el rumbo del país por los próximos 30 años. No será diferente para Mazatlán, Concordia, Rosario y Escuinapa. Veremos qué nos deparan los próximos 100km, porque yo “pa’arriba” si volteo, y lo hago desde abajo. ¡Merecemos más!

Que así sea.