Habrá rebelión ciudadana
México tiene 97 millones de ciudadanos en edad de votar. Pero únicamente alrededor del 60% acude a las urnas. Es decir, hay 58 millones de electores reales. Ello significa que a 39 millones de mexicanos, por alguna u otra razón, no les interesa el proceso electoral. De esos 58 millones de votantes, menos de 7 millones están afiliados en alguno de los siete partidos políticos nacionales. Entonces, 51 millones de ciudadanos no tienen compromiso con ningún partido.
Está claro que las elecciones no las deciden los militantes de los partidos, sino aquéllos que votan por simple afecto hacia algún partido o candidato. Ello sucede aun cuando los partidos políticos tienen entre un 20% y un 50% de rechazo en la preferencia de los electores. Pese a reconocer este hecho, los dirigentes partidistas no han tratado de abatir este rechazo. Prefieren enfocar su estrategia electoral al aprovechamiento de la coyuntura o del estado de ánimo del votante.
En el proceso electoral 2018, la marca de partido fue determinante en el resultado final. El entonces candidato presidencial de Morena pidió a los electores voto parejo, independientemente de quienes fueran los candidatos. Así se votó por Morena, a ciegas y sin conocer a los candidatos. Esta circunstancia generó un tsunami electoral que sepultó a todos los partidos de oposición.
En el 2021, este tsunami aún se sintió. La gran incógnita de hoy es hasta qué punto los electores continúan siendo dóciles para seguir votando por consigna y a ciegas. Al interior de Morena han surgido fuertes conflictos internos por la distribución de candidaturas. La militancia aún cree que ser candidato de Morena es garantía de triunfo electoral. Pero muchas cosas han cambiado en el México de hoy.
Ahora López Obrador no está en la boleta y ya tiene más de cinco años en el ejercicio de gobierno. Su desgaste político está creciendo a ritmo acelerado. A estas alturas del sexenio, los compromisos incumplidos pesan mucho y originan fuertes reclamos sociales. También, hay diversas acciones de gobierno que fracasaron, y otras más que impusieron un fuerte costo económico sin que hasta la fecha se observen resultados sociales.
El gobierno de Morena hoy acumula un hartazgo social similar al que envió a la marginalidad electoral al PRI y PAN. Los votantes ya están más informados, participan en las decisiones públicas. Aprendieron a exigir sus derechos y reclaman sin temor a sus gobernantes. Por eso, este 2024 no será igual al 2018 ni al 2021.
Hay múltiples resabios, muchos sectores están abandonados por las acciones de gobierno o por la falta de ellas. Desde el poder político sometieron y controlaron a los partidos de oposición, pero hay 51 millones de ciudadanos que sí acuden a votar, y no tienen ninguna relación formal con los partidos políticos. Esta es la amenaza que tiene inquieto al gobierno de Morena. Desde hoy se prevé una gran rebelión ciudadana.