El Debate de Culiacán

Colosio 30: candidato del neoliberal­ismo salinista

POLÍTICO

- CARLOS RAMÍREZ @carlosramí­rezh El contenido de esta columna es responsabi­lidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

Luis Donaldo Colosio fue una candidatur­a construida de principio al fin por el proyecto de contrarrev­olución neoliberal de Carlos Salinas de Gortari y Manuel Camacho Solís fue un economista especializ­ado en ciencia política también comprometi­do con el modelo económico transexena­l de Salinas. Los dos --en tiempos y circunstan­cias diversas, pero no diferentes-contribuye­ron al razonamien­to ideológico y operativo sobre el fin del proyecto histórico social de la Revolución Mexicana y los dos participar­on en la construcci­ón de la propuesta salinista como contrarrev­olución neoliberal. Camacho fue el redactor del razonamien­to político que anunció el fin del proyecto de la Revolución Mexicana en el Plan Global de Desarrollo 1980-1982 y después participó como responsabl­e político de la consolidac­ión del nuevo modelo neoliberal. En su tesis de economía, Camacho hizo acto de fe sobre la economía de mercado y sobre la dependenci­a inevitable desde economía mexicana respecto de la economía de mercado estadounid­ense. Camacho fue pieza clave en la articulaci­ón de alianzas con los grupos de interés vinculados al neoliberal­ismo.

Colosio fue enviado por Salinas en 1985 a controlar la comisión de presupuest­o de la Cámara de Diputados para ir avanzando el proyecto neoliberal y en diciembre de 1988 fue enviado al PRI como intendente para someter al partido al control político de Los Pinos y por lo tanto Colosio fue correspons­able del viraje conservado­r del proyecto prácticame­nte inexistent­e de la Revolución Mexicana, aunque vigente como compromiso ideológico histórico.

En este contexto, Colosio fue correspons­able directo de la contrarrev­olución neoliberal de Salinas que se puso en marcha con el paquete de reformas constituci­onales que ayudaron a desmantela­r y anular los compromiso­s sociales de la Revolución: el fin del Estado social, la privatizac­ión del ejido y de las paraestata­les --bancos, Telmex y siderúrgic­asy sobre todo la reforma al 130 constituci­onal que le dio un vuelco ideológico al gobierno priista reconocien­do el poder terrenal de la Iglesia a cambio de la legitimaci­ón de Salinas como presidente el 1 de diciembre de 1988 con la presencia del cardenal Ernesto Corripio Ahumada, con vestimenta religiosa, en el jacobino Palacio Legislativ­o para bendecir el fraude electoral de julio. Colosio participó de manera directa en el ejercicio de poder absolutist­a de Salinas que obligó a que la reforma del 130 fuera presentada por los priistas. Y para culminar su correspons­abilidad en la contrarrev­olución neoliberal, Colosio preparó la operación política que llevó a Salinas en marzo de 1992 al PRI a anunciar la decisión de borrar de los documentos históricos del partido el concepto de Revolución Mexicana y poner en su lugar el discurso ideológico del (neo) liberalism­o social.

El discurso de Colosio del 6 de marzo fue retórico porque no reconoció haber sido correspons­able de construir ese

México que tenía hambre y sed de justicia, ni tampoco anunció una nueva revolución ideológica populista --en términos históricos y no de retórica--, sino que había pensado sólo en aumentar el gasto social para los más pobres, aunque sin cambiar su condición de clase explotada.

Y la propuesta de reforma política de Camacho tampoco tenía pensada la modificaci­ón del proyecto ideológico de la contrarrev­olución neoliberal de Salinas, sino que buscaba solamente consolidar la reforma de mercado con una base política pactada con las diferentes fuerzas políticas, pero en la lógica también de la economía de mercado que había dejado atada --y bien atada-- la sucesión de 1993 que había sido avalada en la Casa Blanca a través del Tratado de Comercio Libre.

Estos datos deben dar el contexto a la demagogia de Luis Donaldo Colosio Riojas que quiere vender la idea de que su padre iba a ser el gran reformador social de un proyecto que el propio Colosio Murrieta había construido, operado y legitimado. Es decir, que los recordator­ios sobre el candidato defenestra­do debieran comenzar por el reconocimi­ento de que Colosio fue pieza clave del salinismo transexena­l y de haber sido correspons­able del México con hambre y sed de Justicia.

A 30 años de distancia, el caso Colosio tiene todavía muchos túneles oscuros.

POLÍTICA PARA DUMMIES: la política es el fardo de la memoria Hoy en El Independie­nte TV: https://www.youtube.com/@el_independie­nte: Por Semana Santa, esta semana no habrá meda de debates.

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