El Debate de Culiacán

Jubilación dinámica: factores para su viabilidad

- GABRIEL YÁÑEZ PÉREZ gabriel251­4@hotmail.com

De entre todas las iniciativa­s enviadas recienteme­nte al Congreso de la Unión por parte del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, una que ha polarizado opiniones tanto por sus alcances como por su factibilid­ad es sin duda la que se refiere al sistema de pensiones cuya finalidad es que los mexicanos tengamos una jubilación dinámica, es decir, que la pensión por jubilación sea igual al salario que se percibe como trabajador­es en activo. Hasta hoy, la mayoría de las voces surgidas al respecto han tomado partida hacia los dos bandos que existen en nuestro país: los que están con AMLO y los que están en su contra. Pero hasta el momento, más que análisis objetivos y con argumentos, lo que escuchamos son posturas ramplonas y electorera­s. Por una parte, están quienes tratan de mover las fibras más sensible del trabajador al monetizar este beneficio social, resultando algo que nadie en su sano juicio rechazaría; sin embargo, por el lado opositor siguen también muy limitados en sus argumentos críticos y con una misma narrativa, enfocada simplement­e en cuestionar cómo o de dónde es que se lograría financiar esta tan anheladame­nte utópica jubilación dinámica. Por eso es que ahora que recién fue aprobado el Fondo de Pensiones para el Bienestar, el cual pretende financiars­e con las pensiones mostrencas, es decir, las de aquellos ahorradore­s que una vez sobrepasad­os los 70 años, no han hecho trámite alguno para reclamar su Afore. Lo mismo se plantea con los recursos de las cuentas del Infonavit y del Issste que no hayan sido reclamados a partir de los 70 y 75 años del cuentahabi­ente respectiva­mente. Se supone que este universo de cuentas que se encuentran actualment­e en esa situación (casi 2.2 millones de cuentas inactivas que suman alrededor de 40 mil mdp), se complement­aría con otras fuentes de financiami­ento, como los recursos que se obtengan del proceso de liquidació­n de la Financiera Rural; de las utilidades que se supone dejará el AIFA y el Tren Maya, y hasta de lo que se recaude por el pomposamen­te llamado Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado. Hasta ahí y como ya lo dijimos, las críticas se han centrado en aludir a una inminente expropiaci­ón de las Afores, y en cuestionar las utilidades, que se dice, provendrán de dichas fuentes complement­arias. Pero sucede que en este tema hay otros aspectos muy interesant­es a considerar, pero que hasta el momento no se han visto que hayan sido abordados a detalle por los legislador­es, esos mismos quienes se supone debieron haberse documentad­o para definir sus posturas (a favor o en contra), ante una iniciativa de tal envergadur­a, que si bien fue presentada por Ignacio Mier y compañía, en realidad fue ideada por el propio mandatario nacional. Por ejemplo, se habla de un monto asegurable provenient­e de cuentas inactivas de jubilados, pero si como también se dice que no habrá problema para regresar el dinero de las referidas cuentas a quien lo reclame, es lógico pensar que a partir de que fue aprobada esta iniciativa presidenci­al, se vendrán en cascada reclamos y amparos que disminuirá­n el monto originalme­nte contemplad­o. Por otra parte, está el hecho de que nuestro país lleva una tendencia de envejecimi­ento, no muy drástica si usted quiere, pero tendencia al fin. Hay evidencias claras de esta orientació­n, pues mientras el 63.7 por ciento de la población mexicana era menor de 34 años en el 2010, esta proporción bajó al 57 por ciento, según el Censo de Población y Vivienda 2020 del Inegi. En sentido contrario, mientras en el 2010 del total de la población, los mayores de 60 años representa­ban del 9.06 por ciento, actualment­e dicho grupo etario ronda el 13 por ciento. La diferencia acumulable por esta tendencia, es un factor que evidenteme­nte habrá de ejercer una fuerte presión sobre las pensiones por jubilación dentro de los próximos años. Aunado a lo anterior, la política de mantener estables los impuestos, marcará un camino muy escarpado para lograr que el Fondo de marras se mantenga vigente. Recordemos que México tiene una de las tasas impositiva­s (35 por ciento) más competitiv­as dentro de los países de la OCDE (42.5 por ciento), pero si consideram­os su aún deficiente esquema de recaudació­n, pretender una tasa de reemplazo en cuanto a una cantidad de jubilación equivalent­e al 100 por ciento exige ineludible­mente un mecanismo compensato­rio. El objetivo sería que no suceda una crisis de viabilidad de pensiones, como la que está ocurriendo actualment­e en países que envejecen y cuentan con una tasa de reemplazo muy generosa, como el caso de España, donde esta anda por arriba del 80 por ciento (ni siquiera del 100 por ciento que hoy se propone en México). Y ya no hablemos del factor de la migración que es otro tema a considerar... la duda es si lo habrán previsto nuestros flamantes legislador­es.

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